Cada vez que paso enfrente de un aparador que exhibe bolsas sin poder apartar la vista, no puedo dejar de escuchar en mi cabeza la pregunta que me hizo un chico alguna vez "What's all this infatuation with bags?"
En ese momento íbamos pasando delante de una tienda cara que tenía un aparador donde las bolsas se mostraban como si fueran una revelación mísitica, como si tuvieran poderes sobrenaturales para conferir distinción y felicidad eternas a quienes las poseyeran. No pude evitar sentirme como una chica tonta de un comercial de Palacio de Hierro. Tampoco pude contestarle algo inteligente. No pude desmentirlo. No pude mentir.
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