Cada vez que hablamos, los ojos se le ponen rojos. Lo comprendo. Es comprensible. Es normal. Lo raro sería posar la mirada en lo que es y mentirse. El corazón es el corazón. Las agujas, filos. Las heridas, cuando cierran, marcas; y el tiempo no es concha nácar.
Lo que transforma, transforma, dijo con otras palabras.
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