No sirve de nada separar la basura.
No recuerdo cuándo fue la primera vez que escuché esto. El argumento siempre es similar: les das la bolsa y luego luego la rompen y sacan todo y lo revuelven con lo demás, ¿de qué sirve separarla entonces?
Hace varios años, en la universidad, platicaba con un profesor sobre la necesidad de proyectos culturales, marginaciones sociales, etc. Me contó que cuando era joven fue con un grupo de personas que trataban de alfabetizar a personas que trabajaban en un basurero. Mi profe, mostrándose todavía impresionado después de muchos años de recibir la respuesta, me dijo que uno de ellos le dijo algo así como a nosotros no nos importa eso, nosotros somos basura.
Mi hermano me preguntó varias veces por qué separaba la basura. Le contesté lo mismo, pero no sé si no me escuchó o si las razones que le daba no eran suficientes para él: cada vez me lo volvía a preguntar como si fuera la primera, y seguía sin respetar la separación de los distintos botes.
No quisiera decir que son la ecología, o el medio ambiente. Aunque reconozco la importancia fundamental de estas actividades para la vida hoy en día, me parece que el uso corriente de estas palabras tienden a enfatizar la distancia mental que existe actualmente entre nosotros como seres humanos y el resto de la vida que nos rodea, y en la que habitamos; me parece que la basura no es un problema de la ecología o del medio ambiente como algo que es ajeno a mí, lejano, de los bosques o los ríos o los animales que yo, como ser citadino, no habito ni veo. Me parece que es un problema que me atañe a mí como habitante de este planeta, y que lo que yo haga me afecta a mí directamente, a los que están cerca de mí y a los que nunca conoceré.
Hace muchos años manejaba por una carretera con un amigo. Pasamos junto a un basurero, y él me contó que la basura dejaba mucho dinero. Que vendían el plástico, el papel, etc. Separan la basura y la venden. En el basurero había algunas casas, pequeñas y hechas como de madera, y se veía cierto movimiento, había niños jugando, algunas personas caminando o haciendo otras cosas, no recuerdo ya qué.
Pero la basura que separan y luego venden está manchada, huele mal, está llena de substancias en descomposición, de infecciones, de todo lo que ya no queremos ver, de mierda, de lo insalubre. Y la gente que trabaja en los camiones de basura o en los basureros toma las bolsa, las abre y en el camión o en otro lugar la separa, se llena las manos, los pulmones, los ojos, los pies, los zapatos y la ropa de toda esa suciedad que todos nosotros producimos.
A mí me parece una responsabilidad grande e ineludible separar la basura. Y es, además, sencilla. Me parece que los que la reciben agradecen que el plástico o el cartón o el vidrio esté limpio, que los desechos de comida o del baño estén en bolsas separadas.
Me parece que separar la basura también tiene una dimensión social que muchas veces se pasa por alto, que se convierte también en una cuestión de dignidad, de respeto, incluso de agradecimiento por alguien que hace un trabajo que afecta tanto la vida de un ser humano, que puede llegar a afirmar que él o ella son basura.
Yo no he visto que las personas a las que entrego la basura abran las bolsas ahí mismo. Me he fijado que los camiones de basura traen colgando costales con botes de plástico, papel o cartón u otras cosas. No en todos los lugares es obligatorio separar la basura, y hay muchas personas que no lo hacen. Tal vez las personas que la recogen no esperan que la mayoría de la gente lo haga. Me parecería un gesto importante advertirle al señor que me acepta las bolsas que la basura está separada. Creo que la próxima vez que pase el camión de la basura empezaré a hacerlo.
2 comentarios:
"Ursula yo soy tu gallo y tu gavilán pollero..."
¿Qué onda ya no regresas a la capirucha?
Tengo mousse de guanabana y maracuyá, a ver si vienen pronto antes de que se acabe.
La basura hay que separarla aunque la revuelvan y hagan lo que quieran con ella los de la basura. Es una manera al menos de contrarrestar mínimamente lo mucho que depredamos.
saludos
¡BOMBA!
jiji
Ya estoy de nuez por estos rumbos un tanto cucarachientos; creo que el aire citadino me sentó bien y acabó de curarme la tosesita que traía, ja.
Muchas gracias por esas delicias que nos ofrece, doña. Nos ponemos de acuerdo para vernos ora sí.
Gracias por tu comentario, un abrazo!
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