Me pareció muy sospechoso que me preguntara eso, ¿para qué quería saber de dónde había salido? Se me ocurrió que la mejor defensa sería hacer que no entendía. ¿Cómo? Es que siempre veo gente que sale de ahí pero... no es... ¿qué es? Son departamentos. Ah...
Ya se viene la tormenta ¿verdad? Esta no era una de las ocasiones en las que me interesa conversar con taxista, el libro que estaba leyendo estaba muy interesante, y la princesa-dragón y el príncipe tonto estaban pasándola muy bien viendo constelaciones en el bosque. Sí, y seguí leyendo. El otro día sí se soltó bien fuerte, hasta granizó donde yo estaba, es que tengo unos cortadores de café, y nos fuimos hasta (un nombre raro dijo que no me acuerdo cómo era). Ah, acá no llovió tan fuerte.
Después pasamos junto a una iglesia, que a mí me gustaba mucho porque tenía un color salmón muy discreto y opaco, hasta cierto punto elegante. Pero ahora estaba siendo embarrada de dos naranjas chillantes, ¡con pintura de aceite! Al taxista le pareció muy bonito, ahora sí se ve bien brillante, hasta parece que bajó Diosito.
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