Me lo decía como probando que las horas
pasaban
que no era igual decirlo y repetirlo
que haberlo dicho ya
o haberlo repetido
tantas veces.
A diez millas del punto en que mis ojos
ven cualquier cosa,
ven el llamado al orden de los pájaros,
la generosa
vacuidad de las fuentes, a diez millas
de aquí
las fuerzas del invasor se detuvieron,
sus hombres desertaron,
sus bestias, calladas, agacharon
la frente.
Esperábamos que la pólvora estallara.
Que la velocidad imperturbable de la pólvora
estallara.
Esa postergación festejan
nuestras torres y el hueco
de las fuentes: diez millas
que nunca recorrimos y que no supieron
mantenernos a salvo del verdugo.
Casi "De la separación", de Luis Vicente de Aguinaga
No hay comentarios:
Publicar un comentario