Y a ti, por ti y en ti vivo y adoro.
Y el silencioso beso que en tus manos
tan dulcemente dejo,
arrincona mi voz
al sentirme tan cerca de tu vida.
Antes que otro poema
me engarce en sus retóricas,
yo me inclino a beber el agua fuente
de tu amor en tus manos, que no apagan
mi sed de ti, porque tus dulces manos
me dejan en los labios las arenas
de una divina sed.
Y así eres el desierto por
el cuádruple horizonte de las ansias
que suscitas en mí; por el oasis
que hay en tu corazón para mi viaje
que en ti, por ti y a ti voy alineando,
con la alegría del paisaje nido
que voltea cuadernos de sembrados...
Antes que otro poema
tome la ciudadela a fuego ritmo,
yo te digo, callando,
lo que el alma en los ojos dice sólo.
La mirada desnuda, sin historia,
ya estés junto, ya lejos,
ya tan cerca o tan lejos, que no pueda
por tan lejos o cerca reprimirse
y apoderarse en luz de un orbe lágrima,
allá; aquí, presente, ausente,
por ti, a ti y en ti, oh ser amado,
adorada persona
por quien —secretamente— así he cantado.
(Aunque yo, por tí, lo hago abiertamente).
Recinto I, de Carlos Pellicer.
1 comentario:
Querida Santiaga Polar.
Y abiertamente también te comento, como quien SÍ quiere la cosa, que te amo, que te extraño mucho y que me urge decírtelo tantas veces pueda, viéndote esos ojos de maga que me eclipsan, encantan y emocionan.
Olé por Pellicer y sus paisajes.
Beso guapo en tus párpados de noche.
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