... la persona amada que despierta nuestra pasión adquiere un peso humano específico, se convierte en una preciosa criatura que no es "nuestra", sino de la humanidad, y fluye hacia ella, espontáneamente, nuestra energía de compasión. Al amarla, aprendemos a amar a la criatura humana y a todo ser sintiente, a la vez que desarrollamos amor cósmico y pleno. Así, reconocemos realmente que la cualidad de la energía universal se halla en todos los seres y que sólo por eso todos deben resultar amables y amados. Ésta es la magia más poderosa y es la magia del amor, con todos sus misterios y sus mensajes. El que la descubre deja de ser un viajero sediento y aprende a dar afecto y no sólo a recibirlo. Se encuentra con el amor sin ataduras y obtiene comprensiones profundas que escapan al que vive de espaldas al amor.
Ramiro Calle en El amor mágico.
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