"...to enclose the present moment; to make it stay; to fill it fuller and fuller, with the past, the present and the future, until it shone, whole, bright, deep with understanding."

Virgina Woolf, The Years


20.4.08

Cosas que caen

Ayer mi hermano me llamó para que me asomara a la ventana - ya era bien de noche, y la luz del alumbrado público dejaba ver trozos blancos cayendo, como si un montón de personas estuvieran sacudiendo bolsas repletas de algún material plástico, muy delgado, hecho pedacitos, todos de distintos tamaños, pero casi todos bastante grandes - no sé por qué los copos de nieve acá son enormes.

Es bonito ver nevar. Sí, me dijo mi hermano. Everything's so still - recuerdo que alguien lo describió así. Y sí, no es como la lluvia, que casi siempre suena contra lo que cae, y que moja y entonces la luz juega a reflejarse, y hay una especie de movimiento, como una vibración imperceptible en el aire. La nieve se sienta, se acuesta encima de sí misma y encima de todo lo que queda debajo, y hay una inmovilidad suave, que no ahoga, sino que es más bien como una colcha ligera y esponjosa, como un abrazo extendido en todas direcciones, silencioso.

Los copos de nieve cayendo me recordaron los petálos de las flores de cerezo, que caen muy graciosamente cuando hace aire, y pintan apenas, con una variación rosa del blanco - como muchas pinceladas caídas que no acaban de cubrir el pasto o la banqueta. El otro día los estaba viendo desde la ventana - un hombre les sacaba fotos, y yo deseé tener tiempo para pintarlos. Pero luego pensé en que las flores son efímeras, y entonces me pareció un tanto absurdo cualquier intento de fijarlas. Me pareció, en cambio, que sí valía la pena pasar por el invierno y esperar la primavera sólo para verlos de nuevo, así como alguna vez pensé que valdría la pena esperar el próximo verano para volver a ver las flores de loto que crecían en un estanque en pratolino.

También pensé en los poemas de Nezahualcóyotl, y en sus flores y en la vida, y en las palabras de alguien a quien quiero pero que no puedo acabar de recordar, algo sobre los brotes de la primavera, y luego las flores, y las hojas del otoño, y sobre cómo las cosas se siguen unas a otras, sin dolor ni nostalgia.

Hoy la nieve comenzó a derretirse desde que salió el sol, cerca de las siete de la mañana; el agua cayendo por los ductos de las casas se siguió escuchando casi hasta las cinco de la tarde. Sonaba como lluvia, por eso me sorprendió ver el sol cuando abrí los ojos. Me gusta oír el agua caer... ¿cómo podría explicar por qué?

7 comentarios:

pensamientovisible dijo...

Hermoso... pude escucharlo.
Sabes? La primera vez que vi caer la nieve me salió lo defeña. "Diosmío, está lloviendo ceniza". Como los indios cuando vieron a los güeros en sus caballos, igualito. En mi personal meteorología mitológica, la nieve es ceniza de nubes.
Y la lluvia... tampoco podría explicarlo con certeza. Todo sonido de agua es un recuerdo acuoso del origen de nuestra especie, y de todos los vientres donde hemos habitado.

ursula dijo...

Jajaja... sí sí, justo como lo describes... "la nieve es ceniza de nubes" - es la imagen que estaba buscando.

Gracias por resolver mis acertijos, sin acabar de resolverlos y sugiriendo otros. Es como un espejo, en el pensamiento nahua: de obsidiana y humeante - la imagen usada para describir al sabio.

Te mando un gran abrazo Luza nocturna.

Miguel-Iván Barradas dijo...

Como se está haciendo costumbre, tu pasaje me ha recordado vivencias que alguna he vivido, en los laberintos del Tiempo. Recuerdo la primera vez que vi nevar, en Whistler... Sentí una alegría tremenda. Era como si el Dios en el que siempre había creído, y jamás había encontrado (ni en el bosque de Niebla, ni en una Iglesia, ni en un altar...), se manifestara ante mí y me dijera: "no te preocupes, todo está bien).
Me postré sobre la nieve para observar el cielo, y sentir ese frío que calaba mi espalda, era estar en contacto con "mi Dios".

ursula dijo...

Qué bello, gracias por compartirlo. Me recordó a To a God Unknown, de John Steinbeck.

Curioso que te haya pasado en un lugar tan cercano a donde estoy ahora. La nieve tiene ese poder... soothing, diría yo (una palabra apropiada falta en mi vocabulario en español).

Juan Carlos Medrano dijo...

Antes, una disculpa por la intrusión (producto del azar, la referencia en otros sitios y mi holgazanería).

Sólo he visto nevar una vez en la vida; parece que "la ceniza de nubes" se me esconde o simplemente no se le ronca la gana tropezar conmigo.

Fue en Marruecos, el 18 de diciembre del año pasado; aunque tuve intentos fallidos en otras latitudes, siempre llegaba o muy tarde o muy temprano. Esta vez, sin embargo, logré conetarme a 3000ciento y cacho de altura (en un kasbah de cuyo nombre no puedo acordarme)sobre la cordillera del Atlas.

Fue un escenario, digamos, postergable. La nieve ahí, cerquita de mí, sin frío ni miedo ni rabia... ahí. Y enfrente: todo el desierto del Sahara para devorarlo con los ojos.

No sé, quizá tu escrito (muy bello por cierto) apretó un botón en mis neuronas y me impulsó a compartirte ese instante... al fin y al cabo, con eso me dejas - o me deja usted): con la presencia de lo efímero y la absurda necesidad humana de querer inmoratlizar TODO.

Un afectuoso saludo.

Miguel-Iván Barradas dijo...

Tienes razón. En el fondo, creo que todos los hechos del mundo guardan una determinada razón justificada, aunque ante los ojos de los Humanos, a veces carezcan de sentido. Yo estoy por mudarme a Vancouver así que en fechas futuras sería estupendo charlar sobre Las Horas. Todo llegará a su debido tiempo.
Estoy intrigado por "Reconstruction", iré a rentarla esta tarde.
Mientras tanto, te deseo todo lo bueno.
Y seguimos en contacto...

ursula dijo...

JUAN CARLOS, Muchas gracias por compartirlo, he disfrutado muchisimo leer sobre las primeras experiencias de otros al ver la nieve... la tuya vaya que valio la espera, debe haber sido hermoso. Me gustaria pensar que la nieve se estaba haciendo la escurridiza porque te estaba guardando la sorpresa.  (Tambien se me vino a la mente otra referencia literaria, Me llamo rojo, de Orhan Pamuk.)Tambien, un afectuoso saludo. IVAN,  Me lo creeras o no (o, incluso, puede que lo veas como algo casi natural), pero sabia que llegaria tal noticia. I'll be looking forward to it. Gracias por tus deseos.