"...to enclose the present moment; to make it stay; to fill it fuller and fuller, with the past, the present and the future, until it shone, whole, bright, deep with understanding."

Virgina Woolf, The Years


29.6.15

Song to myselves: Lirios en mi piel


I celebrate myself, and sing myself,
And what I assume you shall assume,
For every atom belonging to me as good belongs to you.

I loafe and invite my soul,
I lean and loafe at my ease observing a spear of summer grass.

Stop this day and night with me and you shall possess the origin of all poems,
You shall possess the good of the earth and sun, (there are millions of suns left,)
You shall no longer take things at second or third hand, nor look through the eyes of the dead,
nor feed on the spectres in books,
You shall not look through my eyes either, nor take things from me,
You shall listen to all sides and filter them from your self.





Fragments of Walt Whitman's Song of Myself.

28.6.15

Moments of Being IV - El sueño de un recuerdo (or, the beginning is the end is the beginning)


Noche que sacas
las cuentas claras de tus estrellas
en los papeles que el río cala.
- Noche en el agua, Carlos Pellicer


Sometimes things have a strange, rather sad, rather cheerful perfection.

I'd forgotten I once was a firefly. I'd forgotten I once loved a poet. I'd forgotten I once had a dream.

Sometimes time has an astonishingly precise way of calculating itself, of beginning and reflecting and multiplying itself, of ending and beginning again. Time winks at me, and I wonder, what will I find beyond the new treshold.

Sometimes it's best not to know, not to anticipate anything at at all.





Escena de El amor de las luciérnagas. Fotografìa de Alfredo Millán





Through the Looking glass I - El flotante espejo de plata Parte 1

Érase una vez una hermosa princesa llamada Momo, que vestía de seda y terciopelo y vivía muy por encima del mundo, sobre la cima de una montaña, cubierta de nieve, en un castillo de cristal.

Tenía todo lo que se puede desear, no comía más que los manjares más finos y no bebía más que el vino más dulce. Dormía sobre almohadas de seda y se sentaba en sillas de marfil. Lo tenía todo, pero estaba completamente sola.

Todo lo que le rodeaba, la servidumbre, las camareras, gatos, perros y pájaros, e incluso las flores, todo, no era más que reflejo de un espejo.

Porque resulta que la princesa Momo tenía un espejo mágico grande, redondo y de la más pura plata. Lo enviaba cada día y cada noche por todo el mundo. Y el gran espejo flotaba sobre países y mares, sobre ciudades y campos. La gente que lo veía no se sorprendía, sino que decía "Es la luna".

Y cada vez que el espejo volvía, ponía delante de la princesa todos los reflejos que había recogido durante su viaje. Los había bonitos y feos, interesantes y aburridos, según como salía. La princesa escogía los que le gustaban, mientras que simplemente tiraba los otros a un arroyo. Y los reflejos liberados volvían a sus dueños, a través del agua, mucho más de prisa de lo que te imaginas. A eso se debe que veas tu propia imagen reflejada cuando te inclinas sobre un pozo o un charco de agua.


Fragmento de Momo, de Michael Ende. 

Through the Looking Glass I - El flotante espejo de plata Parte 2

A todo esto, he olvidado decir que la princesa Momo era inmortal. Porque nunca se había mirado a sí misma en el espejo mágico. Pues quien veía en él su propia imagen, se volvía, por ello, mortal. Eso lo sabía muy bien la princesa Momo, y por lo tanto no lo hacía. De ese modo vivía con todas sus imágenes, jugaba con ellas y estaba bastante contenta.

Pero un día el espejo mágico le trajo una imagen que le interesó más que todas las otras. Era la imagen de un joven príncipe. Cuando lo vio, le entró tal nostalgia, que quería llegar hasta él como fuera. Pero, ¿cómo? No sabía dónde vivía, ni quién era, no sabía ni siquiera cómo se llamaba.

Como no encontraba otra solución, decidió mirarse por fin en el espejo. Porque pensaba: a lo mejor el espejo llevará mi imagen hasta el príncipe. Puede que mire casualmente hacia el cielo, cuando pase el espejo, y verá mi imagen. Acaso siga el camino del espejo y me encuentre aquí.

Así que se miró largamente en el espejo y lo envió por el mundo con su reflejo. Pero así, claro está, se había vuelto mortal.


Fragmento de Momo, de Michael Ende. 

Through the Looking Glass I - El flotante espejo de plata Parte 3

En seguida oirás cómo sigue esta historia, pero primero he de hablarte del príncipe.

Este príncipe se llamaba Girolamo y vivía en un reino fabuloso. Todos los que vivían en él amaban y admiraban al príncipe. Un buen día, los ministros le dijeron al príncipe: "Majestad, debes casarte, porque así es como debe ser".

El príncipe Girolamo no tenía nada que oponer, de modo que llegaron al palacio las más bellas señortias del país, para que pudiera elegir a una. Todas se habían puesto lo más guapas posible, porque todas querían casarse con él.

Pero entre las muchachas también se había colado en el palacio un hada mala, que no tenía en las venas sangre roja y cálida, sino sangre verde y fría. Claro que eso no se le notaba, porque se había maquillado con mucho cuidado.

Cuando el príncipe entró en el gran salón dorado del trono, para hacer su elección, ella pronunció rápidamente un conjuro, de modo que Girolamo no vio más que a ella. Y además le pareció tan hermosa, que al momento le preguntó si quería ser su esposa.

- Con mucho gusto - dijo el hada mala -, pero pongo una condición.
- La cumpliré - respondió Girolamo, irreflexivo.
- Está bien - contestó el hada mala, y sonrió con tanta dulzura, que el desgraciado príncipe casi se marea -, durante un año no podrás mirar el flotante espejo de plata. Si lo haces, olvidarás al instante todo lo que es tuyo. Olvidarás lo que eres en realidad y tendrás que ir al país de Hoy, donde nadie te conoce, y allí vivirás como un pobre diablo. ¿Estás de acuerdo?
- Si no es más que eso - exclamó el príncipe Girolamo -, la condición es fácil.


Fragmento de Momo, de Michael Ende. 

Through the Looking Glass I - El flotante espejo de plata Parte 4

¿Qué ha ocurrido mientras tanto con la princesa Momo?

Había esperado y esperado, pero el príncipe no había venido. Entonces decidió salir a buscarlo ella misma. Devolvió la libertad a todas las imágenes que tenía a su alrededor. Entonces bajó, totalmente sola y en sus suaves zapatillas, desde su palacio de cristal, a través de las montañas nevadas, hacia el mundo. Recorrió todos los países, hasta que llegó al país de Hoy. A estas alturas sus zapatillas estaban gastadas y tenía que ir descalza. Pero el espejo mágico con su imagen seguía flotando por el cielo.

Una noche, el príncipe Girolamo estaba sentado en el tejado de su palacio dorado y jugaba a las damas con el hada de la sangre verde y fría. De repente cayó una gota diminuta sobre la mano del príncipe.

- Empieza a llover - dijo el hada de la sangre verde.
- No - contestó el príncipe-, no puede ser, porque no hay ni una sola nube en el cielo.

Y miró hacia lo alto, directamente al gran espejo mágico, plateado, que flotaba allí arriba. Entonces vio la imagen de la princesa Momo y observó que lloraba y que una de sus lágrimas le había caído sobre la mano. En el mismo momento se dio cuenta de que el hada lo había engañado, que no era hermosa y que en sus venas sólo tenía sangre verde y fría. Era a la princesa Momo a la que amaba en verdad.

- Acabas de romper tu promesa - dijo el hada verde, y su cara se crispó hasta parecer la de una serpiente - y ahora has de pagarlo.

Introdujo sus largos dedos verdes en el pecho de Girolamo, que se quedó sentado como paralizado, y le hizo un nudo en el corazón. En ese mismo instante olvidó que era el príncipe Girolamo. Salió de su palacio y de su reino como un ladrón furtivo. Caminó por todo el mundo, hasta que llegó al país de Hoy, donde vivió en adelante como un pobre inútil desconocido y se llamaba simplemente Gigi. Lo único que había llevado consigo era la imagen del espejo mágico que desde entonces quedó vacío.

Fragmento de Momo, de Michael Ende. 

23.6.15

The Nightingale Doth Sing I - Escuchar el silencio


Otra vez un chico le trajo su canario, que no quería cantar. Eso era una tarea mucho más difícil para Momo. Tuvo que estarse escuchándolo toda una semana hasta que por fin volvió a cantar y silbar.

Momo escuchaba a todos: a perros y gatos, a grillos y ranas, incluso a la lluvia y al viento en los árboles. Y todos le hablaban en su propia lengua.

Algunas noches, cuando ya se habían ido a sus casas todos sus amigos, se quedaba sola en el círculo de piedra del viejo teatro sobre el que se alzaba la gran cúpula estrellada del cielo y escuchaba el enorme silencio.

Entonces le parecía que estaba en el centro de una gran oreja, que escuchaba el universo de estrellas. Y también que oía una música callada, pero aun así muy impresionante, que le llegaba muy adentro, al alma.

En esas noches solía soñar cosas especialmente hermosas.

Y quien ahora siga creyendo que el escuchar no tiene nada de especial, que pruebe, a ver si sabe hacerlo tan bien.






Fragmento de Momo, de Michael Ende.
Canto ilustrado tomado de Nick of Time

18.6.15

The Gravedigger's Requiem (or, the early death of the newly born twin trees)


And was it worth it,
After the cups, the marmalade, the tea,
After the porcelain, after all those talks of you and me,
to have bitten off all those matters with a smile
to have squeezed the universe into so many balls
and rolled them towards all those overwhelming questions,
to have said "That's exactly what I mean"
or "That is not what I meant"?
Was it worthwhile,
after having laid our pillows by each other's head
and had no need to say anything at all?

For I am not Prince Hamlet, but I am no attendant lord.
I am no attendant lady, either.
I'm a gravedigger.
I find no difference between a jester and a king,
and burying the death has become so auspicious
that I can dig while whistling a merry tune.
I can dig and bury even if the occassion
requires a requiem.

I'm also a good prophet.
I could tell you all, but you'll find it out yourself.



Yet again, another variation on Elliot's Prufrock.


16.6.15

7.6.15

I was the Cheshire Cat


ART: Paul and I go back to the sixth grade where we grew up, in Queens. They cast the two of us in the elementary school graduation play, Alice in Wonderland, and, I was the Cheshire cat, and ah... it's been a lot of laughs ever since. With a few interruptions this year would be the 50th anniversary of this friendship that I deeply cherish.

PAUL: We met when we were 11 years old in... Alice in Wonderland and... I was the white rabbit, the leading role... And Artie was the Cheshire cat, supporting role... Very important, very important supporting role...


Simon & Garfunkel. Old Friends. 2004 Concert.
min. 24:55



4.6.15

Love & Freedom V - Wings


The tame bird was in a cage, the free bird was in the forest.
They met when the time came, it was a decree of fate.
The free bird cries, "O my love, let us fly to wood."
The cage bird whispers, "Come hither, let us both live in the
cage."
Says the free bird, "Among bars, where is there room to spread
one's wings?"
"Alas," cries the cage bird, "I should not know where to sit
perched in the sky."

The free bird cries, "My darling, sing the songs of the
woodlands."
The cage bird says, "Sit by my side, I'll teach you the speech of
the learned."
The forest bird cries, "No, ah no! songs can never be taught."
The cage bird says, "Alas for me, I know not the songs of the
woodlands."

Their love is intense with longing, but they cannot find how to fly wing
to wing.
Through the bars of the cage they look, and strong is their wish to
know each other.
They flutter their wings in yearning, and sing, "Come closer, my
love!"
The free bird cries, "Can it be? I fear the closed doors of
the cage!"
The caged bird whispers, "Alas, are my wings powerless? Dead?"


Almost Rabindranath Tagore's Poem 6, from The Gardener