"...to enclose the present moment; to make it stay; to fill it fuller and fuller, with the past, the present and the future, until it shone, whole, bright, deep with understanding."

Virgina Woolf, The Years


7.9.13

Portraits (en orden de aparición)





I.
Sonríe. Desmorona pan, se voltea y lo obsequia a los pájaros. Y tiene al lado de la mesa, sobre una jardinera, un libro de Virginia Woolf: Flush. Y atiende a los clientes que llegan a pedirle atole y tamales y les regresa su cambio. Y tiene una presencia que calma el aire, que lo llena con la honestidad de su sonrisa, de sus ojos grandes, de su cabello lacio.

II.
Observa. Piensa. Deduce. Infiere. Pregunta. ¿Me compra un mazapán?, interrumpiendo mi lectura. Pero no sólo eso: ¿Le caen mal esas señoras? Volteo a donde se dirige su mirada, del otro lado del vidrio, a la mesa casi contigua a la mía donde toman café y platican dos mujeres. No... ¿lo dices por que crees que hacen ruido? No, no me molesta, no las escucho. Sonreímos y me da las gracias. Después lo veo acercarse a la mesa frente a mí, ofrecer mazapanes a la familia que la ocupa, y después preguntarles ¿Para qué es esto? Señalando una caja blanca de madera adosada a la pared, con la leyenda "Sugerencias". La familia le ofrece sus explicaciones. El niño sonríe, da las gracias, y sale a ofrecer mazapanes a las mesas de afuera.

III.
No lo veo, sólo lo escucho: el sonido que sube desde la esquina de la calle empujado por el aire, deslizándose por el balcón hasta llegar al sillón donde dormito. Una armónica. Y lo imagino tocando.

IV.
Entra con un aire de mucha confianza, cargando un estuche con su guitarra adentro. La miro, porque pienso que también será una comensal, y me sonríe, devolviéndome la mirada, igualmente fija. Después pasan otras cosas, el arroz y las tortillas, y la olvido. Después escucho detrás una voz delgada, con una emoción que no acaba de revelarse por completo, y la música tenue que la acompaña. Y después su voz segura, reaccionando ante la generosidad de una niña pequeña: ¡Gracias hermosa! Y volteo, y nos miramos y sonreímos de nuevo. De ahí en adelante la mantengo en mente, y escucho cómo su voz crece. Cuando se va, sólo veo su espalda llevando su guitarra.

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