"...to enclose the present moment; to make it stay; to fill it fuller and fuller, with the past, the present and the future, until it shone, whole, bright, deep with understanding."

Virgina Woolf, The Years


18.2.08

Conundrum

Siempre me ha intrigado la historia que le cuenta el hombre que pone las películas en el cine a Toto, en Cinema Paradiso. ¿Cómo es que alguien renuncia un día antes de llegar a donde desea? La historia es vieja (aunque tal vez poco revisitada estos días): un enamorado recibe un reto de su amada - si es capaz de quedarse fuera de su ventana cien días y noches seguidas, le entregará su amor.

El hombre espera y espera, en la lluvia, en el sol, en el frío, en el calor, etc. etc., y en el día noventa y nueve agarra, toma su silla y se va. ¿Qué tal? Bueno ¿pero por qué se va? ¿Es que ya había perdido el deseo? ¿O la fe? ¿O tenía miedo de que no se abriera la ventana, de que la señal no llegara, de que le cayera encima la certeza de que todo había sido en vano? ¿O lo que le dio miedo fue el amor real de la amada idealizada? Quién sabe las cosas que escucha un hombre que permanece en silencio, en espera, por casi cien días; algún secreto sobre la renuncia, tal vez, alguna observación sobre lo absurdo.

2.2.08

En busca del tiempo perdido V

A veces el tiempo que está perdido es el presente, o, más bien, somos nosotros los extraviados - errantes, escondidos, tambaleantes o confusos, envueltos en la irrefutabilidad del pasado y empapados por la certeza de la incertidumbre.

Y puede ser que uno intente reacomodarse, como lo hace en una silla cuando las nalgas han estado demasiado tiempo en la misma posición y ya es hora de cambiarlas de lugar, con ese gracioso vaivén de las caderas, subiendo ligeramente y ligeramente a descansar de nuevo; y nosotros avivados, hasta que el lapso pierde su frescura y allá vamos, lejos - hasta que la mirada extraña de algún extraño nos haga retomar la conciencia, aunque sea por otro insuficiente fragmento.

Horas extra

Aquella noche me veía a mí mismo, a la vez, en cien momentos distintos, repetido, variado e idéntico. Lo mismo que esas pinturas del quattrocento que presentan simultáneamente con todo detalle, con toda independencia, pero ordenados dentro de un único espacio, los episodios sucesivos de una historia.

Gil de Biedma,
Retrato del artista en 1956, III


Diálogos contra espejos, murmuraciones contra espejos
a punto de quebrarse, o vasos rotos: ya
para qué, después de tanto, enumerar
esos tímidos vicios de lo oscuro. Callejones,
pongamos; señoronas de medias como pieles
de áspid. En total:
la nocturna, el enigma.

"A quién habríamos de olvidar, si no hemos visto
de nadie la mirada ni de nadie
olido el rastro..." Así empezaba,
giros de más o hipérbatos de menos, una historia
que nunca pude seguir hasta lo último.
En ella por algo enaltecían
los héroes, trago a trago, la dureza
de la noche y sus dones, "que asaltan al intruso
con voces que llevan a otras voces,
con el sabor de la profundidad
y de la pérdida". (Ahora veo, si me consienten
el inciso, por mé me había negado

a ir más lejos: voces, misterios que conducen
al misterio central, el abandono... Y eso
es mucho.) Tal vez, sin saberlo, yo entendía
que un solo espacio bastaba para mí, para todos
los pájaros que alzaron ante mí
sus cuerpos unitarios como piedras.

Y el tiempo, si llegara a cambiar, de todas formas
entraría en ese cuadro - y nada,
compañeros, de madrugadas permanentes de novela
negra o poema cosmogónico. Una flor,
y las flores; una noche, y las otras. Por eso
podemos olvidar: porque hemos visto.

(Qué digo. Si yo he preferido siempre las mañanas.
No pienso enredarme aquí en su elogio, y no
son horas, pero las prefiero. Y punto.)


De
Por una vez contra el otoño, de Luis Vicente de Aguinaga, que encontré por casualidad o por azar (como casi todo lo que se encuentra) y que levanté hasta con cierto escepticismo, escondidito como estaba, del estante, en la tienda del museo en Guanajuato. Fortuna que lo abrí, y que tuve a bien rescatarlo, en el último viaje, de alguna de las tantas cajas para traerlo conmigo. De nuevo le pido prestado uno de sus desfiles - aunque me quede un poco chueco; las palabras andan reticentes a articularse en cualquiera de mis cuadernos, últimamente. (Qué raro suena esta palabra, si se me consiente el inciso, aquí hasta el final - casi como si careciera de sentido.)
Discreta invitación: http://aguinaga.blogspot.com/

25.12.07

cronopios 17 - David Wilson



The rarest and most precious knowledge is not that which is imposed, but rather, that which is absorbed, inhaled almost, from the ephemeral substance of the world in which we are contained.

________- Charter of the Society for the
_________Diffusion of Useful Information.

4.12.07

Pregunta por la ciudad (sólo denuncia)

Yo también denuncio
denuncio
pero con una voz más débil
pequeña
que no es sino una pregunta por los mapas
por los territorios que se encarnan
_________________________en la piel
por los siglos que gimen
_________________ silenciosos
y aún se arrastran por las calles
entre un millón de gritos escondidos
bajo un ciento de sonrisas
_____los gritos de una mitad que ha convertido
_____los nombres de los colores
_____en malas palabras
y acepta
sin entender o sin estar de acuerdo
el disfraz
_____el maquillaje de un de nada
_____o de un buenos días

Esto no es Nueva York
pero lo que se esconde aquí
no es sólo la sangre de los patos y las vacas
también está la palabra hombre
delatando su caducidad y su vigencia
cada vez que un motor arranca
cada vez que dos cuerpos se ignoran
concienzudamente
en la calle
o cada vez que las mismas botas
se miran de manera distinta
dependiendo de quién las camine

Yo también podría rehusarme a contar los retratos
pero los pedazos de madera ya están aquí
y son
sobre todo
astillas
__ ____como piedras redondas
Y tampoco sé de qué están hechos mis anteojos
o si vine a ver el cielo o el mar
_____o lo que crece entre el plástico y el concreto

A la pregunta sobre qué hacer
podría seguir elaborando imágenes
de otras treinta realidades
que no son la mía
pero que me tocan
_____que tal vez sean más cercanas que una tangente
_____cuando miro por la ventana o cuando bajo del camión

Ante la pregunta
podría convocar la desolación de otros ojos
que no se conocen
porque son sólo nombres
_____los que les han sido dados
_____para intentar limpiar la sangre
_____que ya he mencionado

Y tal vez tampoco necesite ofrecerme
_____todos somos sacrificio
_____cuando a la pregunta por la tierra y por el mundo
_____se le oculta el silencio


Publicado en Tortilla Azul y la Nostalgia Secreta (nov. 2007), revista universitaria,
Facultad de Ciencias Políticas, UNAM

22.11.07

Findings II: The Museum of Jurassic Technology

Un hombre que entró a verlo pasó tanto tiempo mirando un sacapuntas sobre un escritorio como el que había pasado dentro de la exhibición.

La verdad ¿es contenido o forma? Y la realidad ¿un nombre para una fotografía que se ajusta a un único marco?

www.mjt.org

Recomiendo Megloaponera Foetens/ The Stink Ant of the Cameroon y Bernard Maston, Donald R. Griffith and the Deprong Mori of the Tripiscum Pleateau en la colección permanente.


Fruit Stone Carving

Almond stone(?); the front is carved with a Flemish
landscape in which is seated a bearded man wearing
a biretta, a long tunic of classical character, and thick-
soled shoes; he is seated with a viol held between his
knees while he tunes one of the strings. In the distance
are representations of animals, including a lion, a bear,
an elephant ridden by a monkey, a boar, a dog, a donkey,
a stag, a camel, a horse, a bull, a bird, a goat a lynx, and
a group of rabbits: the latter under a branch on which
sit an owl, another bird and a squirrel.

On the back is shown an unusually grim Crucifixion,
with a soldier on horseback, Longinus piercing Christ's
side with a lance, the cross is surmounted by a titulus
inscribed INRI. Imbricated ground.

Dimensions: Length 13 mm Width 11 mm.




21.11.07

En busca del tiempo perdido IV

Otras veces, el tiempo no se busca, sino se recorre. No como quien visita, reconstruyendo imágenes y sonidos, sino como quien explora, con o sin mapa en mano, un territorio, más desconocido que familiar, más obscuro entre más íntimo, entre más propio, entre más temprano.

La búsqueda pone en evidencia al ojo que se usa, levanta la pregunta por sus lupas, por sus redes y cajas. Puede, incluso, pedir que se prescinda de todo menos del oído, o de algún otro sentido más inmaterial, más sútil, menos dependiente de la luz – encontrar una brújula apropiada, tal vez alguna similar a la que se usaría dentro de algún cuerpo de agua.

28.10.07

En busca del tiempo perdido III

Uno preferiría no encontrar ciertos tiempos: impedir la posibilidad de su regreso, siempre distinto, sería lo deseable. Pero hay tiempos necios, a los que les gusta coquetear con sí mismos en el espejo: escoger variables nimias, mínimas y caprichosas: otra flor de un color similar en el cabello; un ángulo que permita ofrecer una mirada más altiva o más humilde; el gesto preferido en la mano, colocado más cerca o más lejos del cuello. O bien, jugar con las combinaciones posibles: nacer monstruos verdaderamente temibles, productos ya no de la razón (como nunca lo fueron) sino del azar y la coincidencia, y también de la belleza, que después desempacan su carga de noche para preparar (casi con devoción, pero sin olvidar la culpa) el camino del otro.

Uno quisiera verlos siempre de lejos, como se voltea, en la esquina de cualquier ciudad, hacia atrás, para no mirar lo que ha quedado oculto por los dobleces de concreto o ladrillo viejo.

Uno, cualquiera de nosotros, podría ensayar subirlos a un barquito de papel, una mañana después de una lluvia más o menos similar a alguna tormenta, y verlos alejarse, corriente abajo, completamente exentos de la posibilidad del regreso.

17.10.07

Snow

El otoño llegó hace tiempo
pero hoy lo vi
blanco
_____entre la lluvia

como si murmurara
_____el nombre del agua
_____y el nombre del frío
_____al mismo tiempo

Como si la llamara
para poder mirarla y oírla
_____silente
_____cubriéndolo todo

como si se impacientara
al saber el momento
cada vez más cercano

O
tal vez
como si supiera ya
que no llegaría

y en vez de llamarla
______quisiera construir en el aire
______la ilusión de su presencia

24.9.07

Destejer

Ofrezco el dolor de una mirada a través del aire
el dolor de una mirada detenida
que invierte su camino y corta hacia dentro

Ofrezco el dolor de la voz que carga la negativa del amante
el dolor del sonido que transporta al llanto
el dolor de la noche dividida por un gemido

Ofrezco el dolor del silencio
el dolor del aire bajo el silencio
el dolor del sueño que no puede entrar en un cuerpo cansado

Ofrezco el dolor del hilo que raspa la fibra
el dolor de un alfiler al entrar
en el centro de la planta del pie
el del filo al penetrar la carne

Ofrezco el dolor ignorante de cada paso sobre el suelo
el dolor de la tierra abierta por la siembra
el dolor de la materia podrida que pierde su estado

Es cierto, también, el de las hojas de pasto
que cortan la tierra
para abrirse paso

Ofrezco el dolor de toda trayectoria

el de la presión del lápiz sobre la hoja
el del sol al abrir el cielo
el del agua que escinde el aire
el de la espera
el de la memoria
el de toda palabra

Ofrezco el dolor
__________menos el del lugar
__________donde el dolor se lava

6.9.07

Piensa que nacen entre espinas flores

Aún queda agua en los ojos. Si eso es lo que me preguntan, si eso es lo que quieren saber. No es sólo la ciudad. No es sólo lo que supe y lo que no supe de ella. No es sólo la voz que no fue mía. No es sólo la confusión, la mía o la de otros. No es sólo el frío al tratar de entender quién quiso, y cómo. No es sólo el miedo ante el espejo cuando veo quién porta la cinta sobre los ojos, cuando me reconozco. No es sólo el nombre que gritaría, aquí, en medio de todo.

No es sólo el color de tierra roja de la voz de la ciudad cuando canta, que por ahora sólo recuerdo, o la lluvia o el calor o las dos cosas al mismo tiempo. No es sólo lo que traje o lo que dejé.

No sé qué es; si me preguntan, si eso es lo que quieren saber. Pero no es sólo eso. Es algo que tal vez ya no debería estar aquí. Algo que no acaba de terminarse. Algo que se resiste a morir, aún cuando intento no darle ningún alimento; la raíz que ha penetrado demasiado. Por eso no hace falta más que un sonido, o una conjunción de ellos, una fila de ellos, uno tras otro, no hace falta más que una danza de sonidos y entonces todo está ahí, las presencias y las ausencias, y el agua caliente y dulce, aunque debería ser salada, y los gestos, y los ojos que se cierran y escurren. Pero una danza de sonidos es demasiado, es cierto. Es que trae, además, otras cosas. Nombres. Y no sé si lo que esconde un nombre sea sólo eso; no sé ni siquiera qué se contenga en él, no estoy segura de ello, pero debe ser eso: algo que no puedo decir, algo que no puedo mirar, algo que no alcanzo a confesar, algo que no ha dejado de estar, algo que no quiero dejar. Un centro que evado: no busco los pedazos de raíz arrancada entre la tierra; no quiero ensuciarme las manos con ella.

Y tal vez todo sea, en verdad, nada sino voluntad.

Alguien alguna vez me explicó la razón del llanto – alguien que acaso sea un sabio. Debo admitir que no la recuerdo con claridad, pero tenía algo que ver con la belleza. La belleza como el motivo del llanto, la belleza de algo o de alguien más, al mirarla, al saberla, al reconocer la distancia que nos separa de ella; tal vez.

Tal vez sea esto. Si me escuchan, si esto es lo que quieren saber.