"...to enclose the present moment; to make it stay; to fill it fuller and fuller, with the past, the present and the future, until it shone, whole, bright, deep with understanding."

Virgina Woolf, The Years


31.5.08

una forma de ser silencio

Alguna vez tuve una plática sobre flores y jardines: yo abogaba por los últimos y alguien más por las primeras. Un jardinero cuida de su jardín: lo conoce, le procura, lo alimenta, está ahí antes de que las cosas nazcan, mientras se gestan, mientras crecen y cuando van a dormir; sabe esperar, y deja que el jardín también lo alimente, que cuide de su alma y de su espíritu. Una flor... una flor puede ser contemplada: sólo ser contemplada, desde cierta distancia, tal vez, sin necesidad de poseerla, ni de poseer la tierra ni la semilla que le han dado nacimiento; sólamente permanecer en su presencia y, sin esfuerzo, dejar que el pecho siga su impulso, que se abra - recibir la belleza que se va extendiendo adentro, como una ola suave que acaba por cubrir todo pero que no se retira, que es cálida y que en su impulso abre también una sonrisa, que termina por llevar los párpados hacia abajo.

Entonces me parecía que sólo contemplar una flor era un tanto egoísta, como sólo preocuparse por el propio placer, sin cuidar del otro. Pero tal vez ahora entiendo lo que quería decir - el sentimiento me acarició, sin que lo esperara, la otra noche al mirar un recuerdo.

1 comentario:

Juan Carlos Medrano dijo...

"...una sonrisa, que termina por llevar los párpados hacia abajo"; qué imagen tan bonita.

Dicta un poema: "era un viejo jardinero que cuidaba con esmero del vergel, y era la rosa un teroso de más quilates que el otro para él..." (etcétera).

Es que declamaba mucho cuando era un enano en concursos infantiles y... medio me acuerdo.

Otra vez tu post me dejó esa sensación de gozo efímero y personal. La contemplación (en cualquier aspecto que se nombre) es parte irreductible de los cuidados que le damos a lo que habitamos (un jardín, una rosa, una ola, una sonrisa).

Un abrazo.
Salud.