Las ventana de mi cuarto da al sur; la de la sala, al norte; hacia el este y hacia al oeste hay más casas. Cuando camino, por la tarde, generalmente lo hago hacia el oriente. Y cuando lo hago por la mañana, camino hacia el poniente. El sol siempre me queda atrás. Lo extraño, como a los amigos que hace tanto que no veo.
Hace unos días caminaba de regreso a casa, hacia el semáforo, para cruzar la habitual avenida. Y lo ví. Me golpeó en los ojos, as though he had spotted me among the crowd, even though I was the only one there. Como si alzara los brazos y los agitara en el aire con las palmas abiertas, gritando mi nombre, aprovechando la superficie que le brindó la sucesión de ventanas amplias mientras el camión pasaba frente a mí. Y me miró de frente. Como una estrella vespertina de dimensiones desmedidas. Con los colores cítricos de los cítricos amarillos, estridente, redondo y con orillas puntiagudas que herían el espacio, el aire, mis ojos, sin herirlos. Flotando ahí, frente a mí, otorgándose generoso, esperándome sin impaciencia, recordándome su presencia. Yo le sonreí, reafirmando nuestra amistad con la mirada, haciéndole saber que no lo he olvidado, que lo quiero, que lo extraño, que lo pienso; dejándole saber que su llamado me llenaba de alegría.
Bastaría, lo sé, mirar un poco hacia atrás de vez en cuando.
5 comentarios:
Y en medio del crimen organizado, los vientos inhóspitos, las ondas tropicales y las montañas de pensamientos siempre se asoma él. Tu sabes que me gustan los güeros, pero ahora sin un pie no puedo darme el lujo de asomarme y dejar que me caliente un poquito. Extraño el bosque y los rayos colados del mismo sol que te toca a ti y a mi en este momento.
Lo etiquetado en "Del viaje" realmente me transporta a momentos de exclusiva belleza.
¡Viva The Years y su escritora, por hacernos notar los instantes gigantes que a diario se nos regalan cuando más deseosos estamos de alegría, de euforia, de estrellas!
Esa última frase me recordó a Machado / sí / como mirar lo caminado, darse la pausa, seguir descubriendo.
¡Me ha gusta'o mutxo, mujer!
Besos soleados.
Abrazos como rayos.
PAZ.
BELLA AMIGA BÁRBARA:
¡Qué felicidad saberte por aquí! Me gusta sabernos tocadas por el mismo sol, cuando lo estamos (mis pies funcionan bien, pero ya empezaron las lluvias, ya sabes). Ese pensamiento me ha hecho sentirte más cerca. Ya sabes, te quiero. Dentro de tu casa tienes a tu guëro, que trae el sol en su cabeza. Para él y para vos, ¡muchos abrazos! Y que se mejore pronto tu andar.
JUAN CARLOS, QUERIDO:
Ay, me hace sonrojarme usted con esos piropos, muchas gracias. Me alegra mucho que le haya gustado. Y que compartamos el gusto por Machado. (A usted también, ya sabe).
Abrazos y besos cósmicos.
PAZ
Hola. Me gustó esta entrada porque a pesar de su brevedad, o quizás por eso mismo, por su consistencia sintética logré sumergirme en su atmósfera. Te vi perfectamente señalada por el sol caminando en tu soledad en una calle vacía.
Uno cree que puede vivir sin el sol cuando ha crecido en un país de luz y color, pero de pronto se da cuenta que al llegar la primavera realmente extrañaba muchas sensaciones.
Un abrazo. Procura chimeneas en estos días.
J.
Gracias Jesús. Sí, cuando falta, uno se da cuenta de lo importante y esencial que es el sol. Es la pura vida.
Un abrazo!
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