"...to enclose the present moment; to make it stay; to fill it fuller and fuller, with the past, the present and the future, until it shone, whole, bright, deep with understanding."

Virgina Woolf, The Years


1.8.10

Cura

Bien dicen las abuelas, las madres, y otros seres sabios, que no hay mal que por bien no venga. Ciertamente no me lo hubiera imaginado cuando me puse esos zapatitos tan monos que tanto me gustan, con su rara coquetería de dejar al descubierto las puntas del dedo pulgar y acompañante. Es cierto que en el metro, entre otras cosas, hay que cuidarse de los pisotones. Pero en esa esquina no íbamos mas que él y yo, los dos con los pies bien plantados en el piso del vagón. Aunque también es necesario considerar que, en el metro, otra de las cosas de las que uno debe cuidarse es de los enfrenones  y los arrancones. Para guardar el equilibrio, él se balanceó sobre uno de sus talones; yo quise apoyar mi pie más firmemente y lo levanté con enjundia. Sentí cómo mi dedito gordo chocó fuertaemente con la orilla de su zapato, y pensé, ay no, ya se me ensució  mi zapato. Algunos momentos después voltée al piso y vi mi uña y mi zapato barnizados de un rojo brillante: una pequeña mancha de sangre. En ese momento empecé a sentir dolor: mi uña debe de haberse atorado con la orilla del zapato, tal vez se haya arrancado una parte, o toda. Después le pedí que volteara hacia abajo, me miró y me dijo, no te preocupes, ahorita te curamos, ocultando su preocupación.

Insistí en que nos fuéramos caminando, la casa estaba tan cerca, y de paso nos quedaba muy convenientemente la farmacia. Se encargó de comprar todo lo necesario. Llegamos a casa y me pidió que me sentara. Sus gestos denotaban un cuidado meticuloso, un gran cariño por aquello que cuidaba, un gran esmero en curar. 

Así es él. Eso es él. Cura.

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