El ángel blanco bebe leche con vainilla en vasos helados, aderezada con azúcar y sal. Le encanta la música sonriente, pero también puede palidecer de miedo. Va a la deriva entre las nubes, dejando un ligero manto de nieve que cubre la tierra como harina. Vive en la niebla, en la brumosa luz del alba, cuando desaparecen los castilos en el aire. Sabe de la Vía Láctea, del pelo de los sabios y del blanco del ojo. Borda telas de algodón de azúcar. Es puro y abierto, y arroja luz allá por donde va.
- El libro de los colores, Sophie Benini Pietromarchi
Imagen prestada de Danish photographer Lerkenfeldt
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