"...to enclose the present moment; to make it stay; to fill it fuller and fuller, with the past, the present and the future, until it shone, whole, bright, deep with understanding."
Virgina Woolf, The Years
25.6.08
En busca del tiempo perdido VI
21.6.08
sobre algunas voces
7.6.08
When did you come to America I - América
América. Amerigo, Ameriga, America. América. A un filólogo habría que preguntarle. Americus, América. O a un historiador. Por ahí encontré que el nombre es de origen germano, y significa "signore nella sua patria", ¿señor en su patria, podría decirse? ¿O señor en su propia patria? ¿O señor de su patria, o de su propia patria? Otra versión era "potente nella sua patria". Recuerdo también que, en las clases de la Miss Lupita, me intrigaba y me intrigaba por qué el continente no se llamaba más bien Colona, o algo por el estilo. Podría también preguntar, supongo, porqué no se llama Américo. La patria. Qué ambigua combinación de implicaciones masculinas y femeninas; la masculinización de la tierra (al menos para aquellas lenguas en que las cosas tienen géneros y que coinciden en que el sustantivo es femenino); la feminización de... ¿el padre? ¿un cierto orden? ¿un cierto poder? Vaya, si nos pusiéramos freudianos, o junguianos...
América. Lo repito para no desviarme. América. O para evocar algo. América. O para tratar de dilucidarlo. América. América. Queriendo imaginar el tono, tal vez, con que habría resonado la palabra en boca de Bolívar, o de Martí, o de Fray Teresa de Mier; o del propio Amerigo, incluso, o de Colón, o de Cortéz, o de algún alto gobernante inca que se rehusó a ser vencido, o de su hija, o de su nieto, o de un cacique, o de Malintzin, o de un sacerdote de Texcoco, o de Isabel la Católica, o de Sor Juana, o de Garcilaso, o de Sahagún, o de Gante, o de Carlos III de España; o de un esclavo que huyó al norte a buscar su libertad, o sí, también, en boca de Franklin o Lincoln, o de un quákero, o de un cubano, o de un irlandés, o un italiano, o un hindú; o de un japonés, o de otro japonés; o en qué tan diferente habría sido el tono en boca de un chino que cruzó el pacífico para comerciar en Acapulco del de uno que lo cruzó para construir vías del tren, o de la de un nativo que vió cómo las mismas interrumpían un ancestral camino (ya me detengo, a pesar de lo que excluyo... la lista sería interminable). Aunque pienso, también, y sin poder evitarlo, en cómo suena la Amerika de Mano Negra, o en las voces de García Lorca, de Elvis Presley, de Withman, de Vasconcelos o de Jimi Hendrix - y apenas me atrevo, sin poder evitar sentir vergüenza al saber que no sé de lo que hablo, a mencionar la de alguien que de noche cruza la frontera. Resumo: plétoras de voces, más que millones, que se multiplican en la geografía, en la historia y en el tiempo que transcurre o transcurrió para cada una.
América. La pronuncio, para descubrir cómo suena con mi voz.
to linger
5.6.08
Cronopios 72 - Oh, make me a mask!
Pero bueno, decía yo que esperaba toparme con algún cronopio total, absoluto, definitivo... alguien capaz de escapar a la realidad al mismísimo tiempo que y justo a través de la develación de sus mecanismos. Pero, lo sé, tal es un ejercicio prácticamente sobre humano, un sacrificio, sí, tal vez... y eso no se le puede pedir a nadie. En tales circunstancias, he decidido en esta ocasión recurrir a uno de los de Cortázar - a Johnny Carter, su Charly Parker.
Y bueno, qué más cronopez se puede pedir que al Sr. Kerouac en homenaje a Charlie?
Acá se puede leer el cuento completo... y disfrutar de una foto de otro bello cronopio.
31.5.08
una forma de ser silencio
Entonces me parecía que sólo contemplar una flor era un tanto egoísta, como sólo preocuparse por el propio placer, sin cuidar del otro. Pero tal vez ahora entiendo lo que quería decir - el sentimiento me acarició, sin que lo esperara, la otra noche al mirar un recuerdo.
24.5.08
Aretes, café
Comparto tu ingenuidad, soy casi una profesional de la candidez, asumo que durante años he sido la mismísima encarnación de caperucita roja. Pero hay mañanas en las que salgo de casa pensando que ya no quiero ser así, y me repito esto ante cualquier extraño que quiere acercarse: la naturaleza del ser humano es de una desconfiabilidad que rebasa cualquier prueba. A veces me gustaría, sólo por curiosidad -y ese es vicio de caperucita-, saber qué poder tienen los pelos y los dientes de los extraños para atreverse a preguntar a qué dios le reza uno. Más práctico sería fingirse sorda, pero tampoco soy práctica. Me gusta irme por el camino largo, y cuando más doloroso se vuelve el trayecto la voz de mis tripas me recuerda que no hay razones para angustiarme, al fin que ya conozco el camino de regreso.
6.5.08
Óyeme con los ojos
- Kew Gardens, Virginia Woolf
"Lucky it isn't Friday," he observed.
"Why? D'you believe in luck?"
"They make you pay sixpence on Friday."
"What's sixpence anyway? Isn't it worth sixpence?"
"What's 'it'? What do you mean by 'it'?"
"O, anything, I mean... you know what I mean."
Long pauses came between each of these remarks; they were uttered in toneless and monotonous voices. The couple stood still on the edge of the flower bed, and together pressed the end of her parasol deep down into the soft earth. The action and the fact that his hand rested on the top of hers expressed their feelings in a strange way, as these short insignificant words also expressed something, words with short wings for their heavy body of meaning, inadequate to carry them far and thus alighting awkwardly upon the very common objects that surrounded them, and were to their inexperienced touch so massive; but who knows (so they thought as they pressed the parasol into the earth) what precipices aren't concealed in them, or what slopes of ice don't shine in the sun on the other side? Who knows? Who has ever seen this before? Even when she wondered what sort of tea they gave you at Kew, he felt that something loomed up behind her words, and stood vast and solid behind them; and the mist very slowly rose and uncovered. O, Heavens, what were those shapes? little white tables, and waitresses who looked first at her and then at him; and there was a bill that he would pay with a real two shilling piece, and it was real, all real, he assured himself, fingering the coin in his pocket, real to everyone except to him and to her; even to him it began to seem real; and then... but it was too exciting to stand and think any longer, and he pulled the parasol out of the earth with a jerk and was impatient to find the place where one had tea with other people, like other people.
"Come along, Trissie; it's time we had our tea."
"Wherever does one have one's tea?" she asked with the oddest thrill of excitement in her voice, looking vaguely round and letting herself be drawn on down the grass path, trailing her parasol, turning her head this way and that way, forgetting her tea, wishing to go down there and then down there, remembering orchids and cranes among wild flowers, a Chinese pagoda and a crimson crested bird; but he bore her on.
- Kew Gardens, Virginia Woolf.- ¡Suerte que no es viernes!
- ¿Por qué? ¿Crees en la suerte?
- Los viernes te obligan a pagar seis peñiques.
- De cualquier modo, ¿Qué son seis peñiques? ¿Es que esto no ha valido
seis peñiques?
- ¿Qué es "esto"? ¿A qué te refieres al decir "esto"?
- ¡Oh!, a nada... quería decir... bueno, tú sabes a qué me
refería.
Cada uno de sus comentarios estuvo separado por largas pausas; hablaban con voces monótonas y graves. La pareja permaneció inmóvil en el borde del macizo de flores, y juntos enterraron la punta de la sombrilla en la tierra floja. La acción y el hecho de que su mano quedara sobre la de ella expresaba sus sentimientos de un modo extraño, así como aquellas breves e insignificante palabras también habían expresado algo, palabras de alas cortas para el pesado cuerpo de su significado, inadecuadas para volar lejos, y que por eso iluminaban torpemente los objetos comunes que los rodeaban, demasiado imponentes para su tacto inexperto; pero, ¿quién podía saber (así pensaban mientras hundían la sombrilla en la tierra) qué precipicios no se ocultarían o qué laderas de hielo no brillarían al sol en otra parte? ¿Quién podría saberlo? ¿Quién ha visto eso antes? Aunque ella se preguntaba qué clase de té servirían en Kew, él sentía que algo se escondía tras las palabras y se erguía grande y sólido frente a ellos; y la neblina se levantó muy lentamente... ¡Oh, cielos!, ¿qué eran aquellas formas?, mesitas blancas y camareras que primero la verían a ella y luego a él y habría una cuenta que él pagaría con una auténtica moneda de dos chelines, y era real, todo era real, se aseguró a sí mismo, acariciando la moneda en el bolsillo, real para todos menos para él y para ella; aunque también para él comenzaba a ser real y entonces... pero era demasiado excitante para permanecer allí y pensarlo por más tiempo, así que extrajo la contera del paraguas de la tierra con un brusco tirón y sintió impaciencia por encontrar el lugar donde uno bebe su té junto con otras personas, igual que las otras personas.- Ven, Trissie, es hora de tomar el té.
- ¿Dónde se toma el té aquí? - preguntó ella con una extraña excitación en la voz, mirando vagamente en rededor suyo y dejando que él la condujera por el sendero de pasto, sacudiendo el paraguas, volviendo aquí y allá la cabeza, olvidándose del té, deseando descender ahí y luego en aquel lugar, recordando orquídeas y grullas entre las flores silvestres, una pagoda china y un pájaro de cresta carmésí. Pero él la conducía.
(En Los Universitarios, trad. de Sergio Pitol)
20.4.08
Cosas que caen
Es bonito ver nevar. Sí, me dijo mi hermano. Everything's so still - recuerdo que alguien lo describió así. Y sí, no es como la lluvia, que casi siempre suena contra lo que cae, y que moja y entonces la luz juega a reflejarse, y hay una especie de movimiento, como una vibración imperceptible en el aire. La nieve se sienta, se acuesta encima de sí misma y encima de todo lo que queda debajo, y hay una inmovilidad suave, que no ahoga, sino que es más bien como una colcha ligera y esponjosa, como un abrazo extendido en todas direcciones, silencioso.
Los copos de nieve cayendo me recordaron los petálos de las flores de cerezo, que caen muy graciosamente cuando hace aire, y pintan apenas, con una variación rosa del blanco - como muchas pinceladas caídas que no acaban de cubrir el pasto o la banqueta. El otro día los estaba viendo desde la ventana - un hombre les sacaba fotos, y yo deseé tener tiempo para pintarlos. Pero luego pensé en que las flores son efímeras, y entonces me pareció un tanto absurdo cualquier intento de fijarlas. Me pareció, en cambio, que sí valía la pena pasar por el invierno y esperar la primavera sólo para verlos de nuevo, así como alguna vez pensé que valdría la pena esperar el próximo verano para volver a ver las flores de loto que crecían en un estanque en pratolino.
Hoy la nieve comenzó a derretirse desde que salió el sol, cerca de las siete de la mañana; el agua cayendo por los ductos de las casas se siguió escuchando casi hasta las cinco de la tarde. Sonaba como lluvia, por eso me sorprendió ver el sol cuando abrí los ojos. Me gusta oír el agua caer... ¿cómo podría explicar por qué?
15.4.08
What colour are my eyes now?
5.4.08
atrás y atrás no significan lo mismo - aprendiendo a tejer en inglés
Aparentemente, el problema no estuvo en desentrañar tales - bastó un glosario para descifrar las pocas claves que escabapan al experto conocimiento de Joclyn. Lo que nos tomó varios minutos, mucha paciencia y mucha diplomacia, fue llegar a un acuerdo sobre lo que significaba llevar el estambre hacia atrás - es decir, no llegamos a un acuerdo, sino que finalmente nos dimos cuenta de que para ella quería decir una cosa y, para mí, otra; no pudimos entenderlo sino hasta que dejamos de discutir y nos observamos tejer la una a la otra, en silencio. Entonces nos cayó el veinte... aunque no, no fue como un golpe, sino, más bien, como si la comprensión fuera creciendo inadvertida, hasta que finalmente se manifestó en un ligero y seguro asentimiento de cabezas.
Después, cuando revisamos cómo hacer un punto en una página web, encontramos los respectivos tecnicismos, las clasificaciones, los nombres para su modo de tejer y para el mío - pero mencionarlos, tal vez, desemboque en una distracción, en una reducción de la experiencia.