Me gusta mucho contar esa historia sobre los eskimales, que tienen muchos nombres para el color blanco, lo cual significa que pueden distinguir entre numerosas tonalidades porque, en realidad, no existe un sólo color blanco, como indica nuestro idioma, sino muchísimos, y son todos diferentes, y además cambian según la luz que reciban.
En nuestro idioma (o, debería decir, idiomas, al menos los de origen latino, y otros de la vieja Europa), existe también una sola palabra para denominar una experiencia que es siempre distinta: amor.
Si usáramos distintas palabras para nombrar las distintas tonalidades de color blanco, tal vez podríamos aprender distinguirlas con mayor claridad. Y entonces tal vez el paisaje del amor se volvería más rico, menos nebuloso: tal vez el tránsito por él se volvería entonces más placentero y múltiple.
Maybe, we would then truly be in the position to embrace diversity.
"...to enclose the present moment; to make it stay; to fill it fuller and fuller, with the past, the present and the future, until it shone, whole, bright, deep with understanding."
Virgina Woolf, The Years
23.12.11
14.12.11
Las horas IX - To Squeeze the Universe into a Ball
Do I dare
Disturb the Universe?
And how should I begin?
And should I then presume?
Should I, after tea and cakes and ices,
Have the strenght to force the moment to its crisis?
And would it have been worth it, after all,
After the cups, the marmalade, the tea,
Among the porcelain, among some talk of you and me,
Would it have been worth while,
To have bitten off the matter with a smile,
To have squeezed the universe into a ball
To roll it towards some overwhelming question,
To say: "I am Lazarus, come from the dead,
Come back to tell you all, I shall tell you all."
No! I am no prophet. I am not Prince Hamlet.
Am an attendant Lord; almost, at times, the Fool.
Would it have been worth while
If one, settling a pillow by her head,
Should say, "That is not what I meant at all;
That is not it, at all."
Fragmentos de "The Love Song of J. Alfred Prufrock", de T. S. Elliot.
Disturb the Universe?
And how should I begin?
And should I then presume?
Should I, after tea and cakes and ices,
Have the strenght to force the moment to its crisis?
And would it have been worth it, after all,
After the cups, the marmalade, the tea,
Among the porcelain, among some talk of you and me,
Would it have been worth while,
To have bitten off the matter with a smile,
To have squeezed the universe into a ball
To roll it towards some overwhelming question,
To say: "I am Lazarus, come from the dead,
Come back to tell you all, I shall tell you all."
No! I am no prophet. I am not Prince Hamlet.
Am an attendant Lord; almost, at times, the Fool.
Would it have been worth while
If one, settling a pillow by her head,
Should say, "That is not what I meant at all;
That is not it, at all."
Fragmentos de "The Love Song of J. Alfred Prufrock", de T. S. Elliot.
13.12.11
This heaven gives me migraine
... and natural's absolutely not in it.
1.12.11
Taxi Chronicles - Taxi driver's views on love
I. Lo que una mujer necesita
Toca el claxon y hace seña de que me acerque. Súbale señorita. ¡Ay, muchas gracias señor! Es que dije, si no la lleva el otro pues ya la llevo yo, es que llevo prisa, quiero llegar a ver la pelea. Pero era a las 9:30 no? Ese, estoy segura, fue el principio de la conversación. Después, tal vez por aquello de los deportes, me empezó a contar cómo correr lo salvó del alcoholismo, ahora corre maratones, todos los días se levanta a correr 25 kilómetros, y su lugar favorito es el Bosque de Tlalpan. Tuvo un maestro que le enseñó a correr bien y sin lastimarse. Y después comenzó a hablar de su pareja, es más chica que yo, como veinte años, andaba con otro pero lo dejó para venirse conmigo. ¿Sabe? Es que lo que una mujer necesita es que la quieran, nada más, que la quieran.
II. El defecto de la mujer
Gracias, buenas tardes. Buenas tardes señorita ¿a dónde la llevo? Oiga, pero, ¿tendrá cambio de a doscientos? Claro, pero si no van a ser menos de ciento cincuenta. Waka-waka, pensé. Y luego no sé cómo llegué a la frase Nunca he tenido la suerte de subirme con una mujer taxista. Qué bueno. El día que se suba, bueno, va a ver, e hizo una seña que de una u otra forma remitió a deficientes habilidades de manejo. Ay ya, no es cierto, dije yo. Mire, mis dos hijas han manejado taxis, las dos, y son buenas, pero bueno, las mujeres pa' manejar... y reiteró su opinión al respecto. No, mire, yo admiro mucho a la mujer, la admiro mucho, yo creo que las mujeres son muy inteligentes, muy inteligentes, pero tienen un defecto: enamorarse.
27.11.11
Ursa Minor
As most things I find, found it by chance. Buscando estrellas, para ser precisos, y... me encantó!!!!!
Del álbum de este año, Showface, les dejo Guerrilla:
Y del álbum anterior, del 2003 (tanti anni fa), Silent Moving Picture, les recomiendo Works Like a Charm, lo pueden escuchar acá:
Ursa Minor myspace
Ursa Minor página web
¿Por qué Narcisa? (Creo que lo había dicho hace poco): Ursa Minor = pequeña osa = Ursula ;)
19.11.11
Up here in my tree...
... newspapers matter not to me.
I'll trade stories with the leaves instead.
I'll trade stories with the leaves instead.
Imagen: Portada del libro Up in the tree, de Margaret Atwood.
8.11.11
Taxi Chronicles - Gracias hermano
El otro día estaba sentada cómodamente en un café, cuando escuché una voz que decía, gracias compadre, o gracias hermano, o algo así. Era una voz grave, profunda, sonora, y con un acento que delataba un... ¿cómo decirlo sin caer en prejuicios de clases sociales? Bueno, un tono tal que me hizo voltear, y vi salir a un señor un tanto regordete, melenudo, de alrededor de 50 años, que iba saliendo ya del establecimiento.
Lo seguí con la mirada y vi que cruzó la calle y se acercó a un taxi que estaba estacionado. Abrió la puerta, se subió y se fue. ¿Será que a los taxistas de vez en cuando también les gusta disfrutar de una tacita de té? Tracé mentalmente la trayectoria del taxista en reversa, así como lo vi pasando entre la pared y la barra, hacia donde está un refrigerador en una esquina junto a una puerta verde que resguarda el baño: casi indiscutiblemente, éste último su punto de origen.
Nunca me había preguntado cómo le harán los taxistas para ir al baño en horas de trabajo.
Lo seguí con la mirada y vi que cruzó la calle y se acercó a un taxi que estaba estacionado. Abrió la puerta, se subió y se fue. ¿Será que a los taxistas de vez en cuando también les gusta disfrutar de una tacita de té? Tracé mentalmente la trayectoria del taxista en reversa, así como lo vi pasando entre la pared y la barra, hacia donde está un refrigerador en una esquina junto a una puerta verde que resguarda el baño: casi indiscutiblemente, éste último su punto de origen.
Nunca me había preguntado cómo le harán los taxistas para ir al baño en horas de trabajo.
2.11.11
30.10.11
Have become officially obsessed with Cornell's boxes
Y mi fascinación no está exenta de una pequeña dosis de saludable narcisismo: Ursa, Ursa Minor!
(that is, the meaning of my name in latin: little bear, or the constellation little dipper)
Aunque estos sean más bien como collages, están pocamadre!!
DO VISIT:
Navigating the imagination: http://www.pem.org/sites/cornell/#
(sitio de exposición sobre Cornell,altamente recomendable)
How to's: Joseph Cornell Box
http://www.josephcornellbox.com/menu.htm
At Artchive:
http://www.artchive.com/artchive/ftptoc/cornell_ext.html
Blogger Sheila on Cornell:
http://www.sheilaomalley.com/?p=5887
24.10.11
Algunas palabras sobre el amor
Las primeras de todas: el amor no es una palabra. Paradójicamente, un viejo dicho literario es perfecto para aclarar tal característica: "show, don't tell".
No lo digan, demuéstrenlo.
No lo digan, demuéstrenlo.
9.10.11
The Garden I - Giardino: medicamento
- Quale sarebbe questo medicamento prodigioso con cui contate di salvare il vostro selvaggio?
- Le mie rose.
Come un bambino avrebbe potuto posare un ucello smarrito nel tepore artificiale di un nido fatto di stoffa, Langlais posò Adams nel suo giardino. Mirabile giardino, in cui le geometrie più raffinate tenevano a bada l'esplosione dei colori tutti, e la disciplina di ferree simmetrie regolava la spettacolare limitrofia di fiori e piante venuti da tutto il mondo. Un giardino in cui il caos della vita diventava figura divinamente esatta.
Fu lì che Adams, lentamente, ritornò a se stesso.
Oceano Mare, Alessandro Baricco.
26.9.11
Got it! (Eureka, or more thoughts on bags)
A while ago I wrote something about women, bags and infatuation. Bueno, pues, aunque usted no lo crea, tal es un problema que en todos estos años no ha dejado de rondar mi cabeza. Y como a Arquímedes, la solución se me ocurrió mientras me bañaba, ja!
Bien. La respuesta no deja de tener ciertos tintes freudianos, y está inspirada también derridárianemente en el falogocentrismo. Porque, bueno, si pensamos en aquello de... bueno, cabe aclarar, que a tal término le sobran un par de letras, le sobra un concepto: dejémoslo en falocentrismo. Bueno, pues, pensando en el falocentrismo, y en aquello de las similitudes fisiológicas y las palancas de velocidad de los autos y demás instrumentos de control, poder, etc., y otros paralelismos formales de carácter íntimo, pues a nadie podrá sorprender que las bolsas también guarden una similitud sorprendente con el aparato reproductor femenino: léase, ambos están hechos para contener, para recibir, para introducir, etc.
Ecco! O, en su defecto, Eureka! He ahí el origen de la fascinación. Como en los entes del género masculino, una fascinación inconsciente por sí mismo. Por nosotras mismas.
PD: ¿Podría decirse tal vez que es también, inconscientemente y en ambos casos, una fascinación por el placer?
El arte existe, y consiste en que los cítricos amantes se amen más o menos a un tiempo
Algunas veces, no perdonar es un ejercicio necesario de cordura. De honestidad.
Vaciar el cuenco es otra historia. La posibilidad de otra historia.
Vaciar el cuenco es otra historia. La posibilidad de otra historia.
18.9.11
La luz de los ciruelos
Miro un templo en los ciruelos desnudos.
El patio es la espesura donde crece la tarde,
anudada en soledades que levantan
la creación de acantilados encendidos.
La ausencia de follaje celebra el resplandor
del abismo que toca los troncos
como poblados de vacío
o del negro animal de la noche.
Las ramas del ciruelo son el eco
de un cielo que en llamas anuncia
los heraldos festivos de un cáliz sin mácula,
en donde el sonido de la tierra es infinito
y el corazón un instrumento para oír
la luz de esas hogueras.
"Para celebrar la luz de los ciruelos" de Cosme Álvarez, en El azar de los hechos.
El patio es la espesura donde crece la tarde,
anudada en soledades que levantan
la creación de acantilados encendidos.
La ausencia de follaje celebra el resplandor
del abismo que toca los troncos
como poblados de vacío
o del negro animal de la noche.
Las ramas del ciruelo son el eco
de un cielo que en llamas anuncia
los heraldos festivos de un cáliz sin mácula,
en donde el sonido de la tierra es infinito
y el corazón un instrumento para oír
la luz de esas hogueras.
"Para celebrar la luz de los ciruelos" de Cosme Álvarez, en El azar de los hechos.
6.7.11
Quedamos los que puedan sonreír
No esperaba que la vida cambiara el sentido de las palabras tan pronto, tan imperceptiblemente, tan naturalmente... de una forma tan límpida y transparente. Fueron palabras que sólo yo escuché, como si fuera la primera vez que las escuchara, entendiendo su sentido como si hablaran de mí justo en ese momento. Me recorrió un sentimiento de felicidad serena, de reconocimiento:
Estos años son cierta agilidad con que el sol te dibuja en el porvenir, son la verdad o el fin, son dios. Quedamos los que puedan sonreír, en medio de la muerte, en plena luz. En plena luz.
Y también:
Al final de este viaje en la vida quedarán nuestros cuerpos cansados de ir a la muerte, al odio, al borde del mar. Al final de este viaje quedará nuestro rastro invitando a vivir. Por lo menos por eso es que estoy aquí.
Sólo después me sorprendí recordando, un recuerdo que parecía ya lejano, extraño, desfasado o fuera de lugar. Mi cuerpo reconocía y sentía verdaderamente la cura.
Durante todo ese tiempo, que no debió haber sido más de un minuto, miré hacia arriba, abstraída del ruido del tren del metro que ya llegaba, del movimiento de la gente a mi alrededor, como si viera efectivamente una luz o una transparencia de aire. Después de eso, continué sonriendo. Repitiendo no sólo para mí misma, sino para una ambigua humanidad: Somos prehistoria que tendrá el futuro, somos los anales remotos del hombre: estos años son el pasado del cielo.
Al final de este viaje está el horizonte. Al final de este viaje comienza un camino, otro buen camino que seguir, descalza, contando la arena.
27.6.11
Il tempo ci risponderà
Saluteremo dalla nostra finestra
il tempo che passa
e se passando ci riconoscerà
anche il tempo perduto
anche il tempo sbagliato
ci risponderà
Saluteremo dalla nostra finestra
e non sarà una canzone
che tutto il tempo finito ci ritornerà
ma saranno gli occhi
questi nostri occhi senza più parole
e un altro tempo sarà
20.6.11
Reencuentros
Qué bonito es reencontrar, por azar, a un viejo conocido. Más bonito aún recuperarlo. Así avisté sin esperarlo un grupo de letras familiares, impresas en un papel inusualmente rugoso, grueso, y amable. Solito estaba, pero yo no dudé ni un minuto en tomarlo. Ni siquiera me fijé en el precio.
El otro fue un flechazo instantáneo: el mismo, pero varios años después (los años nos cambian). Se veía rejuvenecido, más delgado, contundente. Dejé el libro que estaba considerando comprar de golpe, sin siquiera terminar de buscar el índice, y lo tomé. Tampoco me fijé en el precio, por supuesto, y me fui derechito a la caja.
Acá los tengo junto a mí, que tanta falta me hace la poesía. Les comparto dos poemas:
Las más bellas imágenes...
Las más bellas imágenes quedan abandonadas
si tú comienzas a hablar en la noche,
en la costa,
todas las cosas balancean dudosas palabras y deseos.
El sonido de las ranas argentadas: sí, no, sí, no,
el mar que confunde la luna con las sonrisas
de los peces que mueren en la arena,
y tu placer, que eran las aves de sombra gris
sobre arena de cuerpo inmediato e invisible.
Luego el frío y, por un instante, los peces
que se mueven
y se mezclan, pastosos, sembrando alevines.
Pero no miramos todo en la única noche
que supimos que nada nos pertenece.
Ya no tocaste, de pronto, la piel del agua
para que ella, sin temblor, te reflejase en carne,
y te hablara con tus propias palabras.
Nunca escuché, bajo la brisa de la tarde,
que dijeras con palabras cercanas y ciertas
sobre cómo nuestro sueño había pasado,
pero ahora sí podíamos mirarnos
porque las escamas de los peces se nos cayeron
y ya habían muerto todos los monstruos del mar,
los peces ángel y las serpientes con cabello.
Porque hubo cosas que decían que entonces
era la noche de infancia, pero ahora es de día.
En Euripos y otros poemas, de Francisco Fenton
Peanuts
a mí si me importan los cominos
Arturo Suárez
Si yo por algo diera un cacauate
no dudaría en pedir que me firmaran
un recibo; y el mero atrevimiento
de sacar a la venta un simple rábano
me resulta impensable por ahora,
y más cuando el valor de los cominos
lleva meses trepando en las escalas
con que yo mismo cotizo todo.
El oro en polvo es polvo antes que nada;
los diamantes, carbones, y la seda,
gusanos destilados. Lo importante
ya no es lo que me importa (si algo fuera):
tengo cinco centavos en el puño
y es obvio que no voy a derrocharlos.
En Trece, de Luis Vicente de Aguinaga
El otro fue un flechazo instantáneo: el mismo, pero varios años después (los años nos cambian). Se veía rejuvenecido, más delgado, contundente. Dejé el libro que estaba considerando comprar de golpe, sin siquiera terminar de buscar el índice, y lo tomé. Tampoco me fijé en el precio, por supuesto, y me fui derechito a la caja.
Acá los tengo junto a mí, que tanta falta me hace la poesía. Les comparto dos poemas:
Las más bellas imágenes...
Las más bellas imágenes quedan abandonadas
si tú comienzas a hablar en la noche,
en la costa,
todas las cosas balancean dudosas palabras y deseos.
El sonido de las ranas argentadas: sí, no, sí, no,
el mar que confunde la luna con las sonrisas
de los peces que mueren en la arena,
y tu placer, que eran las aves de sombra gris
sobre arena de cuerpo inmediato e invisible.
Luego el frío y, por un instante, los peces
que se mueven
y se mezclan, pastosos, sembrando alevines.
Pero no miramos todo en la única noche
que supimos que nada nos pertenece.
Ya no tocaste, de pronto, la piel del agua
para que ella, sin temblor, te reflejase en carne,
y te hablara con tus propias palabras.
Nunca escuché, bajo la brisa de la tarde,
que dijeras con palabras cercanas y ciertas
sobre cómo nuestro sueño había pasado,
pero ahora sí podíamos mirarnos
porque las escamas de los peces se nos cayeron
y ya habían muerto todos los monstruos del mar,
los peces ángel y las serpientes con cabello.
Porque hubo cosas que decían que entonces
era la noche de infancia, pero ahora es de día.
En Euripos y otros poemas, de Francisco Fenton
Peanuts
a mí si me importan los cominos
Arturo Suárez
Si yo por algo diera un cacauate
no dudaría en pedir que me firmaran
un recibo; y el mero atrevimiento
de sacar a la venta un simple rábano
me resulta impensable por ahora,
y más cuando el valor de los cominos
lleva meses trepando en las escalas
con que yo mismo cotizo todo.
El oro en polvo es polvo antes que nada;
los diamantes, carbones, y la seda,
gusanos destilados. Lo importante
ya no es lo que me importa (si algo fuera):
tengo cinco centavos en el puño
y es obvio que no voy a derrocharlos.
En Trece, de Luis Vicente de Aguinaga
19.6.11
En busca del tiempo perdido XI
Cosí si chiuderá il cerchio delle cose non accadute...
-Alessandro Baricco, Questa storia
Aunque también están los que opinan que un pasado roto no es nada. Al final uno se de cuenta de que nunca estuvo entero del todo.
-Alessandro Baricco, Questa storia
Existe también la posibilidad de destruir: anular el pasado e impedir el advenimiento del futuro. Pensemos en un ejemplo burdo, vanal, ridículo si se quiere: un postre. Un pastel: la dedicación de las necesarias horas, días tal vez: la adquisición de los ingredientes, la preparación de los recipientes, la búsqueda de las temperaturas adecuadas, la alquimia de las mezclas. Todo para que, en un momento dado (y a consecuencia de la falta de precaución, de no haber probado anteriormente la calidad de los ingredientes en un recipiente distinto), se vierta un huevo podrido o leche rancia. Y una vez vertida, ¿cómo separar la buena leche de la mala, lo sano de lo que quita salud, lo dulce de lo amargo? ¿Qué posibilidad queda sino que todos los esfuerzos, las horas invertidas, la salivación que anticipaba el resultado final, y hasta el gasto de dinero, acaben en la basura? El pasado quedará así desprovisto de utilidad, el futuro nunca llegará, y el presente quedará temporalmente vacío de sustento.
Aunque también están los que opinan que un pasado roto no es nada. Al final uno se de cuenta de que nunca estuvo entero del todo.
13.6.11
Si las leyes de esta vida se empeñan en crear sólo lo transitorio, lo efímero y lo pasajero, deberíamos de empeñarnos solamente en construir castillos de arena.
11.6.11
Retrato de época
(O de la yuxtaposición).
No quise creer lo que veía. Dos hombres. Uno en el metro y otro en un camión. Il solito giornale, sensacionalista, alarmista, con el indispensable objeto-mujer en traje de baño en la portada. Y ellos como si nada. En una de las primeras planas, el cuerpo quasi-desnudo se encontraba del lado izquierdo, perpendicular al cuerpo del niño de 5 años que yacía en el piso, ensangrentado, con el titular indolente que hacía de su muerte una venta segura. En la otra, el objeto del deseo se encontraba justo encima, como si se reclinara sobre un piso inexistente. Y sonreían. Ambas sonreían. Y los hombres sostenían las hojas de sus periódicos como si sostuvieran algo perfectamente inofensivo e intrascendente.
No quise creer lo que veía. Dos hombres. Uno en el metro y otro en un camión. Il solito giornale, sensacionalista, alarmista, con el indispensable objeto-mujer en traje de baño en la portada. Y ellos como si nada. En una de las primeras planas, el cuerpo quasi-desnudo se encontraba del lado izquierdo, perpendicular al cuerpo del niño de 5 años que yacía en el piso, ensangrentado, con el titular indolente que hacía de su muerte una venta segura. En la otra, el objeto del deseo se encontraba justo encima, como si se reclinara sobre un piso inexistente. Y sonreían. Ambas sonreían. Y los hombres sostenían las hojas de sus periódicos como si sostuvieran algo perfectamente inofensivo e intrascendente.
Piangere/cantare
Un profesor alguna vez contó que, en un pueblo pequeño de población indígena, cuyo idioma ya no recuerdo con certeza, salió a caminar una mañana, y escuchó a las mujeres cantar mientras trabajaban un cultivo. Le pareció, por supuesto, hermoso. Cuando regresó preguntó qué era lo que habían cantado esas mujeres. Todos lo miraron a ver extrañados. ¿Cantar? Nadie estaba cantando en la mañana. ¡Por supuesto que sí! Él las había escuchado, en el cultivo, en la mañana, estaban cantando. ¡Ah! Dijeron. No cantaban, lloraban. Por que se había muerto un hombre. En su idioma tenían una palabra para eso. Para llorar a través del canto.
7.6.11
Meglio non parlarne
Ci sono certe cose sui quali e meglio non parlare. Non perche ci sia bisogno di mantenerli segreti. Non è per questo. Anzi, ci sono certe cose, certe sperienzie che, quando diventano parole, rimangono soltanto parole, e non riescono a trasmettere nulla, a dire nulla, oppure gli altri non riescono ad ascoltarli, a capirli, e tutto quello che ci portavamo dentro sparisce, come un fiore buttato nel cestino dei rifiuti. E la nostra testa comincia a tornare giù, e anche i nostri occhi. E c'è un silenzio molto triste. Un tesoro sparito, consegnato a nessuno. È per questo che a volte è meglio non parlarne di quelle sperienze che gli altri non saranno riusciti a capire. Perche magari le sperienze andranno via da noi, e li perderemo per sempre.
22.5.11
Specchio di pioggia e asfalto
Specchio di pioggia e asfalto
Ci naviga dentro il cielo
Espejo de lluvia y asfalto
navega dentro de ti el cielo
Puddle of Cloud and Stone: Taniwha
Versos: Goccia, de Cristina Donà
Imagen en movimiento: Cortometraje En el espejo del cielo, de Carlos Salces
23.4.11
Al final de este viaje
a Juan Carlos
Al final de este viaje en la vida quedará
una cura de tiempo y amor
nuestros cuerpos tendidos al sol
como sábanas blancas después del amor
Las cosas pequeñas. Son siempre las cosas más pequeñas, las más cotidianas. El sonido de los pasos sobre la alfombra. El ruido de las escaleras. Abrir las ventanas por la mañana. Sentir el olor de las plantas por la noche. La luz de los focos. Los sillones. Las canastas. La vajilla en la vitrina y los libros en los estantes. Las visitas. La disposición de los muebles y de los objetos. Las puertas y las perillas. Las manchas en la pared. Los mosquitos, las arañas y hasta los alacranes. Salir y cruzar la calle. Caminar bajo el sol hacia el centro. Los graznidos incesantes de los árboles repletos de pájaros. La temperatura y densidad del aire. El café. Entrar y sentir el silencio y la humedad. El atardecer visto desde la ventana. Lo que más se extraña. El calor del cuerpo que nos ayuda a atravesar la noche.
Subirme al coche cuando me recogías después del trabajo. Verte sonreír. Darte un beso. Desayunar juntos en pijama, y después sentarnos en los sillones, con el café, mientras el sol y el aire entraban por las ventanas y la puerta abiertas, y ver al gatito jugar en el jardín, y escuchar música. Trabajar juntos, cada uno en su escritorio, frente a frente, y mirarnos furtivamente. Escucharte llegar por las noches. Cenar cansados y contentos.
Las cosas de las que está hecha la vida. Todas estas cosas seguirán: en otras calles y a otras horas. Como el ave fénix, que nunca se cansa de resucitar.
Al final de este viaje está el horizonte
al final del viaje partiremos de nuevo
al final del viaje comienza un camino
otro buen camino que seguir
descalzos contando la arena.
Al final de este viaje estamos tu y yo
Al final de este viaje me queda un corazón limpio, lleno de estos años que han sido "una cura de tiempo y amor".
20.4.11
20 pesitos, 5 pesitos
I.
Tengo trenzitas, cuernitos, galletas, todo está muy rico, ¿cuál le doy? ¿Cuánto cuestan? Veinte pesitos, pero si me adivina la adivinanza se las regalo, pero si no me la adivina me las compra. ¿A ver? Ruge fuerte como el león y brilla como el trueno. Mmm... Pensé en el trueno: brilla, ruge, pero la respuesta no puede estar en la adivinanza... No sé. ¡El trueno! ¡Pero la respuesta no puede estar en la adivinanza! ¿Por qué no? Pues... Porque... ¿Cómo...? Bueno, la verdad la cambié, porque me la habían dicho que era brilla como el oro, pero el oro es dorado y los truenos son blancos, y pensé en el oro blanco, pero no, por eso mejor digo como el trueno. ¿Cuál le doy? Le dí un billete de veinte y lo escuché decir exactamente lo mismo a los de la mesa de al lado. Inteligente el chico, cargando su tinaja de plástico azul con bolsitas de panes y galletas, cuatro por bolsita, tendría unos diez u once años, a lo mucho, y madera de vendedor, en domingo por la noche.
II.
Salimos del cine ya muy noche, cerca o después de las doce. Estaba enfrente de la casilla de pago, del otro lado del carril, del lado del copiloto. Era muy pequeñita, llevaba dos ramos de alcatraces un poco maltratados, y los alzaba a los coches que pasaban. Cuando nos detuvimos para pagar bajé el vidrio y le pregunté cuánto costaban, veinte pesos, me dijo, y me miró con unos ojos hundidos entre arrugas y rodeados por el cabello grisáceo, que llevaba atado en dos trenzas que parecían unirse sobre su espalda. Saqué dos monedas de diez pesos y se las dí. Me dio el ramo de alcatraces y sonrió, me dijo algo así como que Dios la bendiga.
III.
No, gracias m'ijo, no. Ahi pa' la vuelta. El taxista movió la mano, y luego me dijo, siempre piden, uno pasa por aquí seis o siete veces al día, y siempre te quieren limpiar el vidrio, no es que me agüite, antes les daba siempre, pero mire, el otro día iba pasando y los vi con una bolsa de plástico, e hizo un gesto de tomar una bolsa con las dos manos y llevársela a la nariz, con quién sabe qué, y pa' eso les da uno el dinero, no es que me agüite, no es eso, mire, el otro día se subió una señorita, traía unas tortas, a sú..., hasta se me antojaron, pero unas tortas, unas tortotaaas, y movía las manos como si tomara una bola en cada una, con gran emoción y diciendo tortotas cada vez con más enjundia y prolongando más las a's, no, no creo que este hablando de ese tipo de tortas, no se atrevería, ¿o sí? Pensé. Se acercó un chamaquito y la señorita bajo el vidrio y le dió una torta, ¿y sabe qué le dijo? Te pedí dinero, no comida, por eso yo ya no les doy nada, y son tontos, mire, el otro día fui a la panadería, había un chamaquito pidiendo dinero, yo le dije, te compro lo que quieras, órale, escoge, yo te lo compro, no quiso, cuando salí le di un pan, ¿y sabe qué hizo? Lo tiró. Yo, si no tengo hambre, pues me lo guardo para después o lo vendo o algo, pero son tontos. Mire, yo no es que me agüite, no, no es eso, mire, yo voy con mi hermano, y nos encontramos que al viejito, que a la señora con sus niños, que al niño, y sacamos cinco pesitos, y órale, cinco pesitos, el otro día íbamos en la calle y se acercó un señor a pedirnos, mire, yo le dí cinco y mi hermano cinco, y ya nos fuimos a un bar, yo no tomo, yo no tomo nada, pero nos fuimos ¿y sabe a quién nos encontramos? Al señor, y ya andaba con una mujer, ¿y para eso quería el dinero? No, uno que trabaja, y ahi anda dando, y pa qué.
17.3.11
Crónica de una muerte anunciada: Réquiem para Rita
¿Qué son los símbolos?
¿La fuerte lluvia, la vida del árbol
o el mar abierto que veo en tus ojos?
Nos hicieron esperar más de dos horas. Tanto, que nos regresó el hambre, y hasta nos dió tiempo de ir a comer unos tacos. Finalmente entramos. El lugar, como la fila, estaba lleno de chicos que tenían varios, muchos menos años que nosotros... cinco, siete, diez, tal vez más. La incomodidad de sentirse fuera de lugar, el espejo no esperado ni invitado que nos forzaba a ver. Afortunadamente encontramos otros como nosotros, y nos instalamos lo más cómodamente posible en la "zona ruca". Fue bueno también encontrar personas más extrañas que nosotros.
Dicen que la vida está llena de coincidencias. Hacía años que no iba a un concierto en lugar rockero, éste , como tantos otros, era muy pequeño, atascado, un tanto oscuro, lleno de olor a humo, cerveza, y bandas nuevas y desconocidas que abrían el concierto. Inevitable que el cuerpo percibiera, inevitable que la memoria recordara: la primera imagen fue de la preparatoria, de amigas (a veces Bárbara, a veces Rita) contonéandonos como la Guerrero, levantando tímidamente los brazos, y cantando lo más fuerte que podíamos a ojos cerrados.
Adentro, otras dos horas de espera. Cervezas, por supuesto, y por supuesto sobrevaluadísimas. Yo sólo tomé una porque odio los baños demasiado usados. Finalmente llegaron. Entraron por la misma puerta que nosotros y pasaron entre nosotros. Gritos, silbidos, y otros sonidos de emoción. La sencillez de la chica vocalista, y todos preguntándonos cómo carajos iban a caber todos los Hello Seahorse! en un escenario tan chiquito. Inicia la música, inicia el canto. Pero mi voz no sale, casi no me sé las canciones, mi cuerpo apenas se mueve, y mis manos permanecen en el mismo lugar, sólo para aplaudir esporádicamente.
El sonido era malísimo. Cuando hablaba, casi no se le entendía nada a Denisse. En algún momento pidió un minuto de silencio para alguien a quien admiraban mucho y había sido una gran inspiración para ella. Hubo unos grandes tontos (big assholes quiero decir) que aprovecharon el momento para gritar el nombre de su canción favorita. Denisse mantuvo los ojos cerrados, movió la cabeza de un lado a otro, y empujó el aire varias veces con el brazo levantado y la palma abierta: ¿por qué no te callas, por qué no escuchas este silencio que nos envuelve sin temor? Yo guardé un respetuoso y confundido silencio.
Sólo después supe que había sido Rita. Rita Guerrero. Así fue como no me enteré de su muerte. Así fue como me enteré que la chica que la vio y escuchó y cantó sus canciones también había dejado de existir. Así fue como los símbolos me tocaron sin que me diera cuenta. No para siempre en la tierra, sólo un poco aquí, aunque sea de jade, aunque sea plumaje de quetzal.
Mas blasonar no puede satisfecha, la innombrable, de que triunfe sobre tí su tiranía, que aunque deja burlado el lazo que a tu forma fantástica ceñía, poco importa burlar brazos y pecho, si te guarda habitación nuestra memoria.
Miles de ángeles guardarán el eco de tu voz.
Miles de ángeles guardarán el eco de tu voz.
Taxi Chronicles - Parece que bajó Dios
Me pareció muy sospechoso que me preguntara eso, ¿para qué quería saber de dónde había salido? Se me ocurrió que la mejor defensa sería hacer que no entendía. ¿Cómo? Es que siempre veo gente que sale de ahí pero... no es... ¿qué es? Son departamentos. Ah...
Ya se viene la tormenta ¿verdad? Esta no era una de las ocasiones en las que me interesa conversar con taxista, el libro que estaba leyendo estaba muy interesante, y la princesa-dragón y el príncipe tonto estaban pasándola muy bien viendo constelaciones en el bosque. Sí, y seguí leyendo. El otro día sí se soltó bien fuerte, hasta granizó donde yo estaba, es que tengo unos cortadores de café, y nos fuimos hasta (un nombre raro dijo que no me acuerdo cómo era). Ah, acá no llovió tan fuerte.
Después pasamos junto a una iglesia, que a mí me gustaba mucho porque tenía un color salmón muy discreto y opaco, hasta cierto punto elegante. Pero ahora estaba siendo embarrada de dos naranjas chillantes, ¡con pintura de aceite! Al taxista le pareció muy bonito, ahora sí se ve bien brillante, hasta parece que bajó Diosito.
8.3.11
Toques (de los eléctricos) para la liberación femenina
En un programa de televisión entrevistaron a un señor que trabaja en el Tenampa, conocido antro de perdición en la afamada plaza Garibaldi en el DF. El oficio de dicho señor es llevar una máquina que proporciona descargas eléctricas -conocidas como "toques"- a los agradecidos clientes. Entre los beneficios de dicha práctica, el señor de los toques enumeró la reducción del estrés, el fortalecimiento del corazón y el incremento del apetito sexual. Además de esto y según el susodicho, los toques sirven para que los hombres demuestren qué tan machos son, y a las mujeres les sirve "para la liberación femenina".
Mjm... la contradicción es más que evidente. Ahora bien, si pensamos en las relaciones interpresonales de carácter heterosexual, la imagen sería algo así como un carro siendo llevado por caballos que corren en direcciones opuestas, como se muestra a continuación:
Bien. Nótese el gesto apropiado de ambos caballos, que bien podrían pertenecer a una película de terror. Indeed, something's not quite right. Me parece que eso de "la liberación femenina" seguirá siendo una lucha a) interminable, b) con alcances limitados y por si fuera poco c) condenada, ridiculizada y/o minimizada sin la transformación de los dos sexos involucrados. Necesario es y de sobra decirlo, que se transformen las concepciones y conductas tanto de las mujeres como de los hombres.
Qué dificil renunciar a las comodidades y privilegios. Más difícil aún reconocerlos. Sin embargo y como diría mi abuela: no se hagan los occisos. Hacerlo, desde mi punto de vista, sólo seguirá provocando más fracturas, y fomentando la aceptación, indiferencia y/o justificación de las muchas formas de violencia. Aclaro: ambos sexos, ya que, muy lamentablemente, las situaciones en las que la mujer se encuentra en desventaja se mantienen gracias a los prejuicios que tanto hombres como mujeres tienen sobre qué debe ser una mujer (y llamo la atención sobre la palabra "que"), así como a las conductas guiadas por estos prejuicios.
De pilón, ahí les va una bonita exploración de la mujer y el desnudo en la historia del arte:
Documental de John Berger, Ways of Seeing: Women on Art, de la BBC.
11.2.11
En busca del tiempo perdido X
Regnerà sovrano l'oblio...
- Carmen Consoli, Il pendio dell'abbandono
Las más de las veces, el olvido: como una fotografía borrosa, como el río en donde nadie se baña dos veces, como una búsqueda con linternas. No la herrumbre, no, sino el lado anverso de la imaginación: su cabello visto desde atrás, las plantas de sus pies o las suelas de sus zapatos. La reinvención. El hermano incómodo de la memoria. Un militar que no necesita planear el golpe de estado.
Soberano, al fin.
4.2.11
El camión y el enemigo
¿Why on earth did I not choose the seat next to the empty seat? 9 is a nice number, after all. O eso pensé hasta que identifiqué al pasajero de al lado, quien era lo suficientemente grande como para hacerme pensar que no iba a caber en mi asiento. Pasajera, en realidad. Y encima tenía que empezar a hacerme el small talk, tal vez todo para alcanzar el momento en que, tras callar un medio segundo, miraría hacia atrás y me diría: allá atrás hay muchos asientos libres; una vez acomodada en mi lugar, era imposible que me moviera.
Ella, al parecer, estaba muy interesada en la película, una especie de falso documental sobre una creatura sobrenatural encontrada por científicos alemanes, o algo así. ¡Ay, esa película me gusta!, dijo, y yo, con mi inevitable y maledetta amabilidad, contesté ¿Ah sí? No la he visto... Sin embargo, mientras avanzaban los segundos, recuerdos vagos llegaron a mi memoria: ¡Ah sí! Es esa de... Hell Boy. Desilusionada, la pasajera profirió ¡Ah! Yo pensé que era ese programa sobre un extraterrestre que encontraron, ¿sabe? Por que sí lo encontraron de verdad. ¿Ah sí? Sí, lo tienen allá, en Estados Unidos, dicen que es así y asado, etc.
¿Pero no es de demonios verdá? No, creo que no... Bueno, el personaje principal creo que sí es un demonio, pero no es de miedo, dije acertadamente. Aparentemente, una cosa llevó a la otra: ¿Usted es católica? Yo solté un sonidito que pretendía denotar ambigüedad mientras subía y bajaba los hombros: Eh... Pues sí ¿verdá? No todos somos tan católicos como debiéramos, pero es que, bueno, ya sabe, cuando en la misa dan los sermones y eso un padre dijo que ver películas de miedo era muy malo... ¿Ah sí? Sí, porque es como ¡adorar al enemigo! Entonces sí saqué mis audífonos, me los puse y le subí mucho al volumen. Pensé, sin poder evitarlo, en algún pasaje del Apocalipsis que no he leído pero que dice algo así como que en los últimos tiempos el demonio se disfrazaría de Dios, etc. Pensé también que, de ser cierto, el fin de los tiempos ha durado ya muchos muchos, demasiados, siglos.
Yo creo que la señora no le entendió muy bien a la peli, y finalmente se durmió, invadiendo un poco más mi precario espacio vital. En una de esas se paró al baño, y ya no regresó. Desconozco aún su paradero. Sólo espero que siga existiendo en este plano y no haya sido extraviada por algún ser sobrenatural.
AFTERTHOUGHTS
Espero, también, que la pasajera algún día logre descubrir al verdadero "enemigo". Por ejemplo, para los hinduistas, el demonio de la ignorancia que derrota el dios Siva.
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